Ciudad del Cabo., El arzobispo anglicano Desmond Mpilo Tutu, símbolo de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, galardonado con el Nobel de la Paz en 1984, murió ayer a los 90 años, desatando una ola de homenajes nacionales e internacionales para despedir a uno de los últimos íconos de esta generación.
“El fallecimiento del arzobispo emérito Desmond Tutu es otro capítulo de duelo para nuestra nación que despide a una generación de sudafricanos excepcionales que nos legaron un país liberado”, afirmó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, al dar la noticia.
Recordó que el activista fue “un hombre de extraordinaria inteligencia e integridad y fue invencible al luchar contra las fuerzas del apartheid; también era tierno y vulnerable en su compasión por aquellos que habían sufrido la opresión, la injusticia y la violencia, y por los oprimidos y los opresores de todo el mundo”.
El activista falleció “en paz” durante su convalecencia en el centro de atención médica para pacientes de avanzada edad Oasis Frail Care Center, en Ciudad del Cabo, confirmó la doctora Ramphela Mamphele, presidenta interina de la fundación Desmond Tutu Trust, en una declaración en nombre de la familia.
El Arch, diminutivo de arzobispo en inglés, estaba debilitado por un cáncer de próstata diagnosticado en 1997 y ya no hablaba en público, pero nunca olvidaba saludar ni dar sus críticos mensajes cargados con humor a las cámaras de la prensa en sus apariciones.
El cuerpo fue trasladado para velarlo a la catedral de San Jorge, su antigua parroquia. “Es un alivio para la familia porque el padre Desmond ha estado sufriendo mucho durante estas últimas semanas”, aseguró el padre Michael Weeder a la agencia de noticias Afp, cerca de un santuario improvisado dedicado a Tutu para que el público pudiera dejar flores.
Cientos de sudafricanos de todas las razas acudieron a la catedral a presentar sus respetos. “Le agradezco a Dios que haya estado ahí para nosotros”, comentó Brent Goliath mientras colocaba un ramo de flores debajo de la foto del arzobispo y se secaba las lágrimas.
Las exequias tendrán lugar el 1° de enero en la catedral de San Jorge, y cerrará con una semana de duelo. Hasta entonces, las campanas sonarán cada día diez minutos, las banderas ondearán a media asta y la famosa Table Mountain y le Ayuntamiento serán iluminados de púrpura para recordarlo.
La Fundación Nelson Mandela calificó su partida de “pérdida inconmensurable”. Al considerarlo un pensador, un líder y un pastor. La institución apuntó que “para tantas personas en Sudáfrica y en el mundo entero, su vida fue una bendición”.
Nacido en la pequeña ciudad de Klerksdorp, en octubre de 1931, Desmond Mpilo Tutu se formó inicialmente como profesor antes de estudiar teología en el King's College, de Londres, y fue ordenado sacerdote en 1960. Después de regresar a Sudáfrica lo nombraron decano de la Catedral de Santa María en Johannesburgo, en 1975, siendo la primera persona negra en ocupar el cargo.
De 1976 a 1978 se desempeñó como obispo de Lesotho y en 1985 se convirtió en obispo de Johannesburgo. Un año después, Tutu fue nombrado arzobispo de Ciudad del Cabo, el puesto más alto en la jerarquía anglicana del sur de África.
En la década de los 80, cuando se vivían violentas protestas contra el apartheid, era conocido como la “brújula moral” del país, al utilizar su púlpito para predicar contra la tiranía del gobierno de la minoría blanca e incluso después de su fin, además de que nunca vaciló en su lucha por una Sudáfrica más justa, llamando a la élite política negra dividida a rendir cuentas, como lo hizo con los afrikaners blancos.
La concesión del Nobel de la Paz en 1984 por su lucha no violenta contra el apartheid proyectó la estatura del arzobispo como uno de los defensores más eficaces de los derechos humanos en el mundo.
Después de la caída de la segregación racial y la elección de Nelson Mandela como presidente, en 1994, presidió la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, órgano reunido para escuchar a los testigos describir las violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado y, en algunos casos, para otorgar amnistía a los autores de delitos si estaban dispuestos a testificar.
El órgano fue visto como parte clave de la transición hacia una Sudáfrica plenamente democrática, y en ese tiempo Tutu acuñó la frase “nación arcoiris” para describir al país.
A escala internacional, hizo campañas contra la corrupción, la pobreza, la xenofobia, la homofobia, además creó conciencia sobre el sida y sobre una amplia gama de problemas, como la ocupación de los territorios palestinos por Israel y el cambio climático.