El Marco Económico que da base a las proyecciones presupuestales del gobierno federal para 2022 estima que el PIB de México crecerá este año (2021) 6.3%, con un monto de 26.055 billones de pesos, y que en 2022 crecerá 4.1% real y llegará a 28.129 b (Gráfico 1). Sin embargo, algunas de las estimaciones para el cierre de 2021 han sido alteradas por la realidad, como por ejemplo la inflación calculada de 5.7 posiblemente sea de 7.2%, o que el superávit externo calculado para la cuenta corriente en 670 millones de dólares ya en septiembre era un déficit de -4 mil 722 millones, así como otras variaciones que posiblemente impacten en algún grado las proyecciones presupuestales para 2022.
Los ingresos totales aprobados para 2022 por el Congreso en la LIF (Ley de Ingresos de la Federación) ascienden a 7. 088 billones de pesos, cifra que estimamos (Gráfico 2, nota 2) es 4.4% superior en términos reales a la aprobada para 2021 (6.296 billones) y representará el 25.2 del PIB (24.2% en 2021).
Desglosando este total (25.2% del PIB), a los ingresos presupuestarios corresponde el 21.9 y a los ingresos por financiamiento el 3.3%. De los presupuestarios (21.9% del PIB), 16.2 serán ingresos directamente captados por el gobierno federal y el 5.7% ingresos de sus organismos y empresas (Pemex, CFE, IMSS, e ISSSTE), todos éstos saliendo de terapia intensiva y entrando poco a poco en recuperación.
Lo inquietante es que al entrar a la segunda mitad del sexenio –con ingentes rezagos y apremios económicos (agravados por la pandemia y sus secuelas) para cumplir con deudas, programas sociales y las grandes obras de infraestructura– el gobierno no reacciona para aumentar su captación fiscal sustancialmente y no a cuenta gotas: en 2020 se aprobó captar 15.6% del PIB; en 2021, 15.7, y en 2022, 16.2%, con lo que de hecho seguimos anclados en una captación que es la mitad de lo que en promedio captan los países de la OCDE y apenas una tercera parte de lo que captan países socialmente avanzados como Dinamarca, Suecia, Francia o Alemania.
Desespera en particular que el ISR (impuesto sobre la renta que grava los ingresos de las personas y las utilidades de las empresas) siga en una brutal inercia de evasión y elusión por parte de quienes perciben ingresos mensuales multimillonarios y de las empresas y corporativos que pagan al fisco una ínfima parte de lo que deberían. Por ello el ISR aportó el 7.1% del PIB en 2020, el 7.3 en 2021 y se aprueba el 7.4% para 2022 cuando se debería captar mínimo el doble. Una falla inaceptable.
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