Moscú. Más de 10 mil militares rusos volvieron a sus bases tras un mes de maniobras en el sur de Rusia, cerca de la frontera ucrania, centro de las tensiones entre ambos países, informó ayer Moscú. El Ministerio de Defensa afirmó en un comunicado que las maniobras “de entrenamiento al combate” tuvieron lugar en varios terrenos militares fronterizos en las regiones de Volgogrado, Rostov, Krasnodar y la península anexionada de Crimea.
El ejército ruso no especifica, sin embargo, a qué bases han regresado las tropas. “Con el fin de garantizar un alto estado de alerta durante las fiestas decembrinas en los emplazamientos militares del distrito militar sur, se asignarán unidades de guardia, refuerzos para hacer frente a posibles situaciones de urgencia”, añadió la misiva de prensa.
Desde hace más de un mes, Occidente acusa a Rusia de reunir a decenas de miles de soldados cerca de la frontera con Kiev, con la posible intención de ejecutar una agresión militar, pero Moscú lo niega.
Horas antes del anuncio, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenski, sostuvo una videoconferencia con 20 legisladores estadunidenses a quienes pidió ayuda para evitar un “derramamiento de sangre” en su país, tras el antecedente en 2014, de la anexión de Rusia de la península de Crimea.
Zelenski habló con representantes legislativos y senadores sobre la concentración de tropas rusas en el oriente de su país, donde rebeldes separatistas respaldados por Rusia han estado combatiendo a las fuerzas de Kiev desde 2014.
Un comunicado de la presidencia ucrania, alude a que el encuentro tuvo el fin de enfatizar “la importancia de que Estados Unidos se involucre en el proceso de hallar una solución pacífica”.
Zelenski y los parlamentarios hablaron sobre la posibilidad de aplicar más sanciones a Rusia, el apoyo estadunidense a las aspiraciones “euroatlánticas” de Ucrania y la posibilidad de que se integre a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, situación a la que Rusia se opone. El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró el pasado jueves que “no podría negarse” a ayudar a los crimeos en 2014 cuando se anexionó la península, dada la necesidad de proteger a la población “tras el golpe de Estado” en Ucrania.
“¿Cómo podíamos negarnos a tomar bajo nuestra protección a Sebastopol y Crimea y a las personas que viven allí? “Era imposible. Nos pusieron en una situación en que no pudimos tomar otra decisión”.
Crimea pasó a formar parte de Rusia en marzo de 2014 tras la celebración de un referéndum en el que 96 por ciento avaló la anexión, estatus que no ha sido reconocido por la comunidad internacional.
Moscú ha declarado en repetidas ocasiones que los habitantes de Crimea, de manera democrática y en plena conformidad con el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, votaron a favor de la reunificación con Rusia.