La paz es un anhelo colectivo. La historia nos cuenta cómo los intereses económicos, las estrategias políticas, las necesidades de expansión o de recursos, han enfrentado a grupos de la humanidad, unos contra otros a muerte.
Y digo otros, porque al igual que en muchos otros ámbitos, en lo político las mujeres estaban tradicionalmente al margen. Durante mucho tiempo a los combates sólo iban los hombres, en masculino. Sin embargo, la naturaleza de los conflictos armados ha cambiado afectando en casi 90 por ciento a personas civiles. Desde entonces, las mujeres son las primeras afectadas ante los estragos de la guerra o cuando viven en territorios donde hay conflictos armados, terrorismo o crimen organizado.
A las mujeres los conflictos les afectan en su realidad cotidiana: los lugares donde pueden caminar, donde consiguen agua o leña, los caminos por los que llevan a sus hijos o hijas a la escuela. Los enfrentamientos armados e incluso la sola presencia de armas de fuego en sus comunidades, atenta contra ellas directamente, contra sus derechos y libertades que se ven menoscabadas. Las pone en peligro.
Pero las mujeres no sólo están en peligro, no son sólo víctimas. A pesar de que seis de cada 10 mujeres de 15 años o más han sufrido al menos un incidente de violencia a lo largo de la vida, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares de 2016, y que cinco de cada 10 se sienten inseguras en sus propias colonias o localidades, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2021, a lo largo de la historia –aunque sea una historia menos contada– las mujeres han demostrado una enorme capacidad para ser agentes de cambio, para tener roles protagónicos y decisivos en la construcción de la paz.
Con ello en mente, hace dos años en el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) empezamos a poner los cimientos de este sueño largamente anhelado, de esta promesa: la paz en los territorios. Con la firme convicción de que la paz sólo puede lograrse de la mano de las mujeres, con su trabajo en sus entornos más próximos, su influencia y presencia en sus familias, sus comunidades; impulsamos la construcción de redes de mujeres, redes sororas, que sirvieran de hilo para la reconstrucción del tejido social.
Estas primeras redes de Mujeres Constructoras de Paz (Mucpaz) han sido chispas de compromiso público y amor por México que se encienden desde los rincones más recónditos del país. Desde el Inmujeres, con el apoyo del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, les hemos acercado capacitación y apoyo en el desarrollo de planes de acción comunitaria, y hemos impulsado su creatividad y voluntad para que se apropien del espacio público, permitiendo a las mujeres y niñas sentirse dueñas de sus calles, sus parques y su entorno.
Hoy celebramos que en 2020 se crearon 257 redes Mucpaz en 26 entidades federativas, y en 2021 se sumaron 84 redes. Casi 5 mil mujeres comprometidas con alcanzar la paz para ellas, sus familias y sus comunidades. Las hemos acompañado escuchándolas y creando puentes para impulsar el diálogo con autoridades. Porque las mujeres no pueden solas, pero no podemos sin ellas. Porque no habrá paz si no es con todas y con todos, volviendo a hilar los vínculos y con el trabajo en las comunidades de cada persona que vive en México.
Para cerrar este año, celebramos en Tlatelolco el Primer Encuentro Nacional de Mujeres Constructoras de Paz (Mucpaz) que reunió a más de 150 mujeres representantes de redes de todo el país, mostrándonos la fuerza de las mujeres en las comunidades. Estamos orgullosas de lo mucho que han logrado cada una de ellas y cada una de estas redes. El bien de una es el bien de todas y es el bien de México.
Uno de los cometidos del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) es “no dejar a nadie atrás, y no dejar a nadie afuera” y es ahora que tenemos que impulsar a las mujeres, sobre todo a las más vulnerables. Por todo ello, estamos más motivadas que nunca a seguir expandiendo, fortaleciendo y consolidando las redes Mucpaz en toda la nación.
Esto será posible gracias al apoyo decidido de todas las instituciones en los tres órdenes de gobierno. Lo cual inicia de manera contundente, ya que uno de los acuerdos más importantes a los que se llegó el pasado 16 de diciembre, en la XLVII sesión ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad, celebrada en Villahermosa, Tabasco, fue el de incrementar las Redes de Mujeres Constructoras de Paz que promovemos activamente desde el Inmujeres, las instancias de las mujeres estatales y municipales, y el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Nacional y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim). Las mujeres como centro de la transformación en sus espacios para hacerlos más seguros. Ése es nuestro propósito para 2022.
* Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres