En los últimos días de 2021, al conocerse algo más de las características de ómicron –la nueva variante del virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de Covid-19– quedó en claro que, para expresarlo en palabras usadas el 21 de diciembre por el presidente Joe Biden, “entre más tiempo circule el virus entre nosotros es mayor la probabilidad de que las variantes del mismo sean más letales que las que habían aparecido antes”.
No parece ser este el caso de ómicron, la “variante de preocupación” identificada hacia principios de noviembre, que, de manera preliminar, se considera más transmisible pero menos letal que sus predecesoras. Sin embargo, ómicron encierra el riesgo de abrumar los servicios de salud, perjudicar la oportunidad y eficacia de la atención a los infectados y privar de atención a numerosos pacientes de otras dolencias. Así, la letalidad directa e indirecta de ómicron puede ser muy significativa.
La nueva variante apareció, cuando, sobre todo gracias a las vacunas, se imponía la noción de que, como aquí se ha dicho, por fin se había logrado dar vuelta a la página de la pandemia. La aurora de ómicron en este final de año ha dejado en claro que no es así y en buena medida debido a las falencias de una respuesta global a la pandemia que no ha sido posible integrar en los dos años transcurridos.
Respecto de lo que ahora se conoce y de lo que aún se ignora de ómicron, la Organización Mundial de la Salud difundió el 19 de diciembre un breve videomensaje cuyo texto traduzco al español: “La OMS ha comprobado que ómicron se esparce con mayor rapidez que cualquier otra variante hasta ahora conocida. A pesar de que se identificó hace unas cuantas semanas, ómicron ya ha aparecido en casi todo el mundo. Aun es mucho lo que se ignora sobre sus características e interacciones con las vacunas y tratamientos disponibles. Lo que ya está en claro es su extremada trasmisibilidad. Por ejemplo, en Reino Unido se llegó hace unos días al número de contagios diarios más alto desde el inicio de la pandemia. La OMS ha señalado que ómicron se convertirá, en muy corto tiempo, en la variante dominante. Lo que todavía no se conoce con certeza es si ómicron produce una dolencia menos grave o virulenta que otras variantes. Lo que ya es evidente es que ómicron puede inundar y rebasar los hospitales y otros servicios sanitarios. Tampoco se sabe si ómicron puede ser atajado por las vacunas. Funcionarios de salud estadunidenses han señalado que aún no es el momento de desarrollar vacunas específicas para esta variante. Y, con toda certeza, se sabe que los refuerzos de vacunación fortalecen enormemente las defensas”.
La variante ómicron ha provocado el cambio de algunas de las tendencias de la pandemia. El número de casos diarios en el mundo creció de 608 mil 745 a 792 mil 516 del 6 al 20 de diciembre, un alza de 30.2 por ciento en sólo dos semanas, ritmo de aumento similar a los más acelerados de la primavera boreal temprana de 2021. En esos mismos días, por contraste, la mortalidad global permaneció estancada, abatiéndose de 6 mil 991 a 6 mil 783 fallecimientos, con variación de menos 3 por ciento, muy por debajo de los máximos diarios superiores a 17 mil decesos a finales de enero de 2021.
Como se precisa en el New York Times (22/12/21): “Las variantes delta y ómicron están generando el incremento más rápido desde el inicio de la pandemia de nuevos casos de Covid-19 en África, con alrededor de 196 mil reportados en una semana, cifra que casi duplica a la de la semana precedente… [Un estudio] muestra que los pacientes infectados con ómicron requieren ser hospitalizados menos a menudo que los afectados por variantes anteriores del virus. Y muestra también que las vacunas son menos efectivas, aunque el estudio se basa sólo en los datos de tres semanas”.
Con la llegada de ómicron se manifestó una clara concentración en dos regiones. Entre el 6 y el 20 de diciembre, el número de casos por cada 100 mil habitantes pasó en Europa, de 49 a 51, y en Estados Unidos y Canadá, de 33 a 41. En otras regiones (América Latina, Medio Oriente, y Asia-Pacífico) se mantuvo estancado y fue inferior a 10 por cada 100 mil habitantes en ambas fechas.
En la semana al 22 de diciembre, sólo tres países registraron más de 50 mil nuevos casos diarios en promedio (Estados Unidos, 157 mil 416; Reino Unido, 87 mil 85, y Francia, 54 mil 256). En ellos la proporción de población completamente vacunada es de 70, 62 y 73 por ciento, respectivamente. (Ahora que se ha puesto de moda demeritar el esfuerzo mexicano de lucha contra la pandemia, conviene tener en cuenta que las cifras comparables para México –cuya población es casi un tercio de la estadunidense y el doble de la británica y francesa– son 2 mil 159 nuevos casos diarios en promedio y 52 por ciento de la población plenamente vacunada.)