Tras cuatro años como gobernador del Banco de México (BdeM), Alejandro Díaz de León está siendo despedido como si hubiera sido un héroe. Hasta La Jornada (ver la entrevista de Braulio Carbajal del 22/12/21) lo trata de esta manera. En el recuento de su periodo que se ha venido haciendo, destaca que durante sus primeros tres años la inflación se mantuvo dentro del objetivo establecido por el propio Banxico, de 3 por ciento +/- un punto porcentual, en tanto que en su cuarto año, justamente este 2021, cerrará alrededor de 7.5 por ciento. En diversas entrevistas, Díaz de León acepta hacer “un recuento de su legado”. Veamos en que consiste este “legado”.
El registro de la inflación en 2010-2021 en Estados Unidos y México, señala que allá los precios crecieron 19 por ciento en tanto que en México lo hicieron en 34 por ciento. La trayectoria de las inflaciones en estos años es muy parecida, aunque con una pendiente mayor en nuestro caso. En particular en este 2021, la comparación es reveladora: en enero los precios repuntaron en Estados Unidos 1.37 y en México 3.54 por ciento; dos meses después, allá crecieron 3.64 y acá 4.67 por ciento; para junio el registro estadunidense fue 5.32 y el mexicano 5.88; los pasados tres meses los precios aumentaron en Estados Unidos 5.38, 6.24 y 6.88 y en México 6, 6.24 y 7.37 por ciento, respectivamente.
Así que la actuación de la junta de gobierno del BdeM, y en particular de su gobernador, lo que ha logrado es seguir la trayectoria que va señalando la inflación estadunidense, por supuesto con un piso más alto en México. Veamos ahora los comportamientos del crecimiento: en el mismo periodo de 2010-2021 el crecimiento acumulado es muy similar: 25.47 y 23.94 para EU y México, incluyendo las previsiones para 2021, con promedios anuales de 2.21 y 1.99, respectivamente.
En los cuatro años de Díaz de León los crecimientos del PIB comparados son: en EU, 3, 2.26, -3.04 y se prevé un 5.5 en 2021, en tanto en México el registro fue 2.19, -0.18, -8.31 y un previsto de 5.6 para este 2021. El promedio es contrastante: 1.93 para ellos y 0.17 por ciento para nosotros. Por supuesto, la diferencia no puede atribuirse exclusivamente a las decisiones de política monetaria de la junta de gobierno del BdeM. Mucho se debe a lo que instrumentaron los gobiernos para responder a la contracción derivada del Covid-19. En el caso estadunidense las actuaciones de Trump en 2020 y, en este 2021, lo que ha hecho Biden y en México la actuación del gobierno de la 4T.
Pero, sin duda, influyeron en el crecimiento también las decisiones de política monetaria de ambos bancos centrales. Díaz de León dice que aunque el BdeM “no tiene un mandato dual, sino uno de estabilización de precios, eso no significa que en nuestras decisiones no se identifiquen las características de la recuperación económica, simplemente damos mayor prioridad al tema que más nos atañe”. Justamente esto es lo que es necesario corregir: se trata de que las decisiones de política monetaria se tomen considerando expresamente el impacto del alza de las tasas de referencia sobre la creación de empleo. Dado que el mandato de la Reserva Federal (Fed) es reducir la inflación en congruencia con la menor tasa de desempleo posible, sus decisiones son muy diferentes: las tasas allá se mantienen en su límite más bajo y, además, han instrumentado compras de valores financieros en montos muy elevados.
Por esto señalar que el BdeM busca mantener una inflación baja y estable para proteger a la población de menores recursos, que es la que dedica una mayor proporción de sus ingresos al gasto en bienes de consumo y alimentos suena bien. Por esto han incrementado las tasas 1.5 puntos porcentuales este año: para moderar esos aumentos de precios. Pero, lo que no se mide, por que su mandato no lo exige, es el impacto de esos incrementos en el uso del crédito por parte de empresas y de los consumidores y, en consecuencia, en qué medida se redujo la creación de nuevos empleos. Esto, por supuesto, termina afectando a la población más vulnerable.
La inflación de este momento es, sobre todo, importada. El aumento de precios esta presente en casi todas las economías del mundo, aunque con marcadas diferencias. Asia, por ejemplo, presenta inflaciones muy controladas. Si se divide en el Asia emergente y la desarrollada, los datos son 2.9 para los primeros y 1.3 por ciento para los segundos, en tanto el panorama de los países emergentes y en desarrollo es de una inflación promedio de 6.6 y los países desarrollados de 3.3 por ciento.
El panorama claramente es el de una inflación generalizada, con componentes temporales muy marcados. De modo que el BdeM no la controlará a golpes de incrementos en las tasas de interés. Lo que sí hará es dificultar la recuperación de los puestos de trabajo perdidos. Eso ocurre cuando “damos mayor prioridad al tema que nos atañe…” De modo que el tal legado es la continuidad de una política monetaria establecida para un propósito único. El mérito de tal continuidad es, por lo menos, dudoso.