Desde hace más de 20 años, cuando comenzó su carrera, Angélica Lara ha desempeñado su oficio de forma flexible, pero insistente. “Hay que tener disciplina, constancia, vocación y aferrarse, porque la verdad sí es muy difícil ser actor. Uno a veces quiere renunciar porque dice: ‘Ya mejor me busco un empleo formal’. Sin embargo, es algo que uno no puede hacer, al menos yo siento que cuando no estoy actuando me amargo, me marchito. Necesito estar preparando una función de teatro, una serie”, contó en entrevista.
Como egresada del Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó: “Mi primer amor y la pasión más grande es el teatro, la magia y el momento artístico en el escenario, yo creo que no tienen igual”.
Sin embargo, el teatro es también lo más difícil de hacer para la actriz, “es más como un amante al que uno le da todo sin esperar nada a cambio”, describió.
“Cualquier medio viene bien”
Lara, sin embargo, no desdeña otros medios para actuar. “Siempre digo que cualquier medio para trabajar, expresarme, viene bien”, destacó. Mientras en la televisión, considera, puede lograr el cariño de la gente, en el cine “es un dulce, un lujo. Te apapacha, te abraza, te quiere; puedes tener todo el tiempo para trabajar en los detalles en un aspecto más creativo, sin prisas. El cine es, para mí, como un amor a fuego lento”.
También disfruta interpretar todo tipo de personajes, algo que ha hecho desde los inicios de su carrera. “Entendí que la competencia no era con las demás chicas, sino conmigo misma, porque hay miles de mujeres hermosas, talentosísimas, cada día salen más y más. Ahí fue cuando dije: ‘Yo lo que tengo que ofrecer es esto…’”, aseguró.
Entre sus trabajos más recientes están una telenovela y la película Luna negra, en la que interpreta a Lucía, una camarera que, junto a la protagonista (Mercedes), trabaja en un lujoso hotel de Xalapa. “Es una historia bien bonita que parte del universo de Mercedes, pero se va abriendo y se expande hacia lo universal”, explicó.
La cinta toca un tema que hizo popular a la comunidad veracruzana donde fue filmada. En Jalcomulco, los pobladores lograron impedir la construcción de una presa que afectaría al río del que dependen sus vidas. “No es un caso cerrado y olvidado. Hay paredes pintadas donde dice: ‘No a la presa’ y ‘seguimos en pie de lucha’, es como un fantasma que el pueblo sigue teniendo, esta amenaza de Odebrecht”, contó Lara, quien conversó con los locales mientras se filmaba Luna negra.
Además, participa en dos producciones que serán estrenadas a principios del próximo año. Una película de producción canadiense grabada en Xochimilco llamada The Legend of La Llorona, donde comparte créditos con Danny Trejo, así como la serie de Disney+ El repatriado, que aborda la historia de un niño migrante mexicano que es adoptado en Estados Unidos.
“La verdad es que ahorita tengo la fortuna de trabajar en todos lados”, celebró Lara, quien a sus 45 años se siente con deseos de probar su talento en otras latitudes. “Uno tiene un sueño, y aunque se tarde 20 o 30 años, es una carrera de resistencia, es un maratón... uno sigue adelante, resiste y persiste; yo he visto ya los frutos de esa persistencia”, concluyó la actriz.