La preservación del legado del pintor y muralista Pablo O’Higgins (1904-1983) fue una de las principales preocupaciones y tareas de María de Jesús de la Fuente Casas, su viuda, hasta los últimos instantes de sus 101 años de vida, extinta la noche del lunes.
El pasado 20 de noviembre, la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez, aseguró a La Jornada que dicho acervo “estará protegido” gracias a las gestiones realizadas por aquella abogada de origen neoleonés (1920-2021), quien trabajaba al lado de espe-cialistas del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) en elaborar el inventario y la digitalización de obra bajo su custodia, así como garantizar que ese patrimonio sea para el pueblo de México.
María O’Higgins, como se conocía a la también docente –primera mujer egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nuevo León y pionera en la defensa de los derechos de la Mujer en México–, había reiterado su inquietud por el futuro del trabajo de su esposo y solicitó apoyo para la preservación de la obra que ella conservaba.
Lucina Jiménez refirió en noviembre que se hacía una evaluación de la obra existente en el Inbal, mientras la viuda del artista realizaba una selección de las creaciones bajo su custodia, y permitiría que el trabajo de su esposo esté representado en la red de museos del país.
“Hicimos una adquisición de obra por 2.5 millones de pesos, costo definido con María”, señaló la funcionaria. Después de un proceso de restauración y conservación, se integrará al acervo del Museo Nacional de Arte (Munal).
A su vez, María O’Higgins hizo donaciones de algunos bocetos de los murales y dibujos al Museo Mural Diego Rivera, a Chapingo y a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México.
