La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió su fallo y en abril el Instituto Nacional Electoral (INE), en manos de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, deberá realizar la consulta para revocar o ratificarle el mandato presidencial a Andrés Manuel López Obrador.
Pero ante la desproporcionada reacción de Córdova-Murayama, quienes realmente mecen la cuna en el INE, así como de Claudio X. González a través de Marko Cortés (PAN), Jesús Zambrano (PRD) y Alejandro Moreno Cárdenas (PRI), nos lleva a un callejón sin salida donde millones de mexicanos se pregunten ¿A qué le temen en esta democracia participativa?
Los restos del establish-ment, que no son pocos en el país, se mueven a tratar de evitar que aparezca el verdadero ciudadano, ese que exige respeto a sus derechos político-electorales, el que demanda la justicia real en todos sus ámbitos, el que está en contra del monopolio del poder gubernamental, el que busca el respeto que no le han dado históricamente.
¿A qué le temen los encargados de respetar y hacer respetar la democracia electoral en México?
Porque los argumentos esgrimidos por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, cabezas visibles de la contrademocracia en el país, para no realizar la consulta de ratificación o revocación del mandato presidencial, uno a uno, caen en el absurdo, por ello podemos concluir que la política electoral en el INE, es demasiado seria como para dejarla en manos de quienes anteponen el interés personal o faccioso en una institución que debería estar al servicio de la ciudadanía.
¿A qué le teme la oposición?
Nada nuevo se descubre cuando estamos ante una opereta de oposición política en México. Han transcurrido tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y lo único que los mexicanos escuchan de los partidos opositores son infundios, diatribas, calumnias, mentiras completas y, en pocas ocasiones, medias verdades.
Estamos, pues, en un escenario en el que el PAN, el PRI y el PRD se han develado como partidos que carecen que ideología y apenas hace unos días el PRI, por “acuerdo” de Asamblea Nacional se descubrió como socialdemócrata, feminista, ambientalista y antineoliberal. En este caso, hay que imaginar la reacción de Carlos Salinas de Gortari, el creador de ese priísmo que privatizó casi todo el territorio nacional.
A su vez, el PRD se imagina de centro y que definitivamente ya no es de izquierda ¿esta es la oposición que quieren los mexicanos? Estamos ante una oposición simuladora o camaleónica.
Entre los que mueven los hilos de la oposición del talante que hoy padecemos, ¿habrá un grupo de opositores legítimos y preparados que puedan enfrentarse seriamente al gobierno?
¿A qué le temen los hacedores de la “democracia” en México?
¿Por qué se ha convertido en “monstruo” de mil cabezas la democracia participativa?
¿Por qué el IFE y, después, el INE estaban en una zona de confort con la democracia participativa?
¿Realmente el Instituto Nacional Electoral defiende la democracia electoral o simplemente se había convertido en una especie de Secretaría de Elecciones del prianismo?
Y como el INE se ha convertido en parte de la oposición, podemos asegurar que ésta generalmente se encuentra al cuidado de pedir lo que está segura de no obtener, porque de lo contrario dejaría de ser oposición.
¿A qué le temen?