De que se acabaron los tiempos de impunidad y privilegios fiscales da cuenta el anuncio presidencial de que Televisa y “una de las empresas telefónicas grandes” pagarán al SAT alrededor de 43 mil millones de pesos en impuestos no cubiertos en el momento correspondiente. “Eso es lo que a nosotros nos ha ayudado mucho y nos ha dado muy buenos resultados, y eso da confianza”, dijo el mandatario.
En el detalle, López Obrador expresó: “me informó la directora del SAT (Raquel Buenrostro) que una empresa telefónica, y se lo reconozco, pagó 28 mil millones de pesos” en impuestos no cubiertos. No dio el nombre, porque “nada más quiero cerciorarme si ya cayó al cajón –bueno, ya no es cajón, ahora todo es electrónico–, pero les vamos a informar”.
Además, otro consorcio “olvidadizo” hará lo propio: “también en la fusión de Televisa con Univisión, 15 mil millones de pesos (en impuestos no cubiertos), nada más que no alcanzó para que nos pagaran este fin de año. Hay el compromiso de que a principios del año próximo nos pagan. Entonces, esto es lo que hace la diferencia: ya no hay privilegios fiscales”.
Por el lado de la telefónica “grande”, pues no hay muchas posibilidades. Es de suponer que se trata de Teléfonos de México-Telcel (ambos de Carlos Slim) que acaparan 80 por ciento del mercado de telefonía fija y celular. Y en el caso de Televisa, pues solía aparecer en el inventario de consorcios beneficiados con la abundante cuan permanente devolución de impuestos, uno de los jugosos negocios de este tipo de corporativos durante el régimen neoliberal. Y al SAT ya pasaron a rendir cuentas otras empresas “olvidadizas” como Femsa, Walmart y BBVA.
Cuarenta y tres mil millones de pesos (equivalente al presupuesto 2022 para la UNAM) que se suman a la recaudación “extraordinaria” lograda por el SAT, un organismo que años atrás se dedicaba a exprimir a todos, menos a los sacrosantos corporativos pertenecientes a la oligarquía autóctona, entre los que destacaban (la información es de la ASF) “televisoras, ingenios azucareros, bancos, cadenas de supermercados y tiendas departamentales, constructoras, clubes de futbol, empresas de transporte, constructoras, un partido político, empresas de entretenimiento y comunicaciones, y una compañía editorial”. Se trata de grandes consorcios que durante el régimen neoliberal tradicionalmente obtenían multimillonarias “devoluciones” de impuestos que sólo incrementaban, a costillas de los mexicanos, sus de por sí abundantes utilidades.
Tras divulgar la información, López Obrador manifestó que “era una gran injusticia el que todos pagábamos, hasta el campesino más pobre; desde luego, el trabajador pagaba impuestos, el campesino, porque en todo lo que se compra va incluido un impuesto, el IVA, y el trabajador tiene un descuento por impuesto sobre la renta. En conjunto los trabajadores aportan más en impuesto sobre la renta que las empresas, y es una gran injusticia que todos estemos contribuyendo y que había como una casta divina, un grupo privilegiado que por influencias no pagaban impuestos”.
Ese es uno de los motivos que tienen retorcidos, emberrinchados, a no pocos barones que hasta hace poco se sentían dueños del país y hacían lo que se les venía en gana. Pero se les apestó, porque el nuevo gobierno les canceló el jugoso negocio de la devolución de impuestos, miles y miles de millones de pesos que terminaban en sus alforjas, por cortesía del régimen neoliberal.
De hecho, en la mañanera de ayer López Obrador comentó que “esto sucede en otras partes; lo escuché como una queja, un lamento, una inconformidad del presidente Biden que con toda sinceridad me expresó que en Estados Unidos hay grandes corporaciones que no pagan impuestos o no pagan lo que les corresponde de contribuciones, y yo le expliqué que nosotros ya resolvimos ese problema: se reformó la Constitución y se estableció en el artículo 28 que, así como están prohibidos los monopolios, se prohíbe la condonación de impuestos, y esto nos ha permitido tener una recaudación siempre arriba de lo estimado en la Ley de Ingresos que nos aprueba la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores”.
Las rebanadas del pastel
Fiesta en Chile y la patria grande: Gabriel Boric arrasó y por fin los chilenos dejaron de votar a sus verdugos. A la mierda el pinochetismo, pero cuidado, que el camino no será fácil.