Londres. Boris Johnson, premier británico, nombró ayer a la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, para dirigir los asuntos post-Brexit tras la dimisión del negociador David Frost la noche del sábado, en una dura semana para el líder conservador.
Truss, de 46 años, jefa de la diplomacia británica desde septiembre, dirigirá las negociaciones con la Unión Europea (UE) sobre el controvertido protocolo que regula los acuerdos aduaneros especiales con Irlanda del Norte, informó el gobierno.
Tras el anuncio, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, tuiteó que “seguiría cooperando con Reino Unido con el mismo espíritu constructivo”.
Johnson está envuelto en escándalos y la semana pasada sufrió una revuelta en su bando político a causa de las medidas contra el Covid-19, seguidas de la pérdida de un bastión conservador en una elección parcial en Inglaterra.
Además, ayer el diario The Guardian publicó una fotografía comprometedora del líder conservador, en la cual se le ve junto a tres colaboradores tomando vino y comiendo queso en el jardín de su residencia oficial en mayo de 2020, cuando tales reuniones estaban prohibidas.
Según el gobierno, se trataba de una reunión de trabajo. Pero la foto se suma a otras acusaciones de incumplimiento de las restricciones sanitarias por parte de los círculos de poder en 2020.
El gobierno anunció a principios de diciembre una investigación interna sobre las fiestas navideñas celebradas en la residencia oficial de Downing Street.
Johnson también enfrenta un rebrote de casos de Covid-19, provocado por la variante ómicron.
En su carta de dimisión, dada a conocer el sábado, Frost explicó que su partida se debía a las nuevas restricciones para combatir la pandemia, el aumento de los impuestos y la política aplicada para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.
Agregó: “debemos aprender a vivir con Covid-19. Usted tomó una decisión valiente en julio, pese a una considerable oposición, de reabrir al país. Sin embargo, no fue irreversible, como yo deseaba.”
Johnson declaró que lamentaba la renuncia de Frost y expresó su gratitud por el trabajo realizado.
Partidario de una línea dura con la UE, Frost lideró las negociaciones del Brexit, así como su puesta en marcha, sobre todo la aplicación del controvertido protocolo para Irlanda del Norte.