Tras las largas horas de cansancio e incertidumbre que implicaron caminar desde la frontera sur del país hasta la Ciudad de México, ayer algunos de los participantes en la caravana migrante celebraron su tenacidad y resistencia con un mitin en Paseo de la Reforma, donde exigieron a las autoridades mexicanas que se comporten “con humanidad” frente a quienes huyen de su país en busca de una vida más segura.
En el acto público, por el Día Internacional del Migrante, alrededor de 50 de quienes formaron parte de la caminata –la mayoría de ellos de origen centroamericano– se congregaron en el “antimonumento”, instalado casi enfrente de la Embajada de Estados Unidos, que conmemora el asesinato de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, ocurrido en agosto de 2010.
Uno de los participantes en la manifestación, el guatemalteco Carlos Carrillo, recordó frente a sus compañeros las dificultades del camino iniciado el 23 de octubre en Tapachula, Chiapas, incluidas las agresiones que sufrieron a manos de la Guardia Nacional y el Instituto Nacional de Migración para evitar que siguieran avanzando.
“Hemos caminado más o menos 52 días, hemos sufrido de toda clase de obstáculos del gobierno. Nosotros somos migrantes y quiero decirle a México que no nos retenga, porque vamos de paso. Han militarizado las carreteras para detenernos, para criminalizarnos, pero no somos criminales: somos seres humanos que buscamos un sueño, una manera de salir adelante”, dijo el hombre en medio de aplausos y gritos de sus compañeros.
Entre la multitud estaba también Ingrid Abigaíl Hernández Linares, hondureña de 16 años de edad, quien sostenía una pancarta en la que recordaba que entre los migrantes hay también muchas personas de la diversidad sexual que han tenido que escapar de sus países para salvaguardar su vida y seguridad.
“La comunidad LGBT también migramos buscando libertad y respeto. Fui golpeada por Migración en Puebla, pero gracias a Dios los compañeros me ayudaron y fui trasladada para acá. Me da mucho pesar, porque venimos desde Chiapas, con los niños y las madres que se desmayaban, pero gracias a Dios aquí estamos”, narró.
Luego de instalar una placa en el suelo en el que denunciaron que México se ha vuelto “un país de fosas, desapariciones y violencia letal” contra las personas en situación de movilidad, los participantes de la caravana se dirigieron a pie, sobre Paseo de la Reforma, al Bosque de Chapultepec, donde se dieron tiempo de recorrer la zona.
Después de las inclemencias del camino, muchos de ellos se permitieron relajarse y bromear, además de tomarse selfis y escuchar música.