Si leemos el título del presente artículo parecería que a Inglaterra le pertenecía el litio que se encuentra en el país. Pero, como si lo fuera, la inglesa Bacanora Lithium vendió sus acciones a Gangfeng Lithium. Será esta empresa (de capital chino-inglés) la que explotará el litio mexicano, no obstante la problemática técnica que ello implica. Fue una compra parecida a la de Deer Park, refinería que la petrolera Royal Dutch Shell poseía en asociación con Petróleos Mexicanos. La empresa anglo-neerlandesa vendió sus acciones a Pemex.
De acuerdo con Juan Carlos Zuleta, doctor en economía y experto en litio, en los yacimientos de Sonora la información está dividida; existen datos que no coinciden con dos de las instancias geológicas oficiales. Al parecer, no son las reservas que se están calculando. Se habla de recursos, porque el mineral se halla en un sitio donde también existen otros elementos.
Por tanto, no se está hablando de litio puro. Las reservas son los yacimientos evaluados en cuanto a la posibilidad de extraerlo al menor costo posible y con “viabilidad económica”. Tomando en cuenta, además, la política extractiva del gobierno de la 4T, cuya meta es fortalecer la economía mexicana en beneficio de la población y sin perjudicar los asentamientos humanos.
Hasta la fecha “no se ha llegado al fondo del asunto” según palabras de Zuleta. Y, en efecto, necesitamos mayor certeza respecto del tonelaje y calidad del carbonato de litio equivalente con el que contamos realmente. Es imprescindible obtener los datos más exactos de este elemento químico, ya que se le considera un recurso energético estratégico.
Hace más de un año, debido a la pandemia del SARS-CoV-2, el precio del litio bajó de 17 mil 500, hasta 7 mil 600 dólares por tonelada. Y, a partir de septiembre de este mismo año la tonelada subió a 19 mil dólares. Según cálculos de diversas compañías, el porcentaje subió de 152 a 200 por ciento.
El aumento inesperado, según la Secretaría de Minería, se debe al aumento de las ventas de vehículos eléctricos y la disminución del carbonato de litio accesible en la República Popular China.
No sólo el personal de geografía y geología deben conocer con exactitud los datos de las reservas nacionales, la población también tiene derecho a la información, puesto que es su patrimonio. Pero ha sido hasta este sexenio cuando se han difundido datos sobre los recursos, su explotación y manejo.
El 7 de octubre pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que para explotar el litio no se iban a entregar nuevas concesiones o contratos a empresas privadas, nacionales o extranjeras, independientemente de que se apruebe o no su reforma para nacionalizarlo. La medida es explicable, considerando que ha declarado al litio como un recurso natural estratégico.
“Adelanto, para que no se hagan ilusiones, que si hay un acto de traición a la patria y no se aprueba el que el litio esté en manos de la nación, de todas maneras vamos a negar cualquier solicitud de concesión para la explotación del litio.”
Para algunas personas la declaración del Presidente, además de atemorizante para la inversión extranjera, es “peligrosa” para la economía nacional, ya que pone en riesgo el aprovechamiento de una fuente de energía que está altamente cotizada en el mundo.
Es importante hacer hincapié en que el gobierno de México ha recibido asesoramiento de uno de los países con mayor experiencia sobre el manejo de este recurso.
El gobierno federal conservará las concesiones otorgadas por los gobiernos priístas y panistas, siempre y cuando demuestren una correcta explotación.
Sin embargo, el punto de vista en cuanto a la explotación de un recurso natural, no sólo tiene que ser economicista. Deben tomarse en cuenta un sinnúmero de inconvenientes que podrían surgir de una explotación e industrialización irracional.
Recordemos la experiencia con la industria petrolera que, después de la enorme riqueza que produjo para el país, casi desaparece con la llegada de gobiernos priístas y panistas. El común denominador de los pasados 32 años fue abundancia y riqueza para unos cuantos; saqueo de los recursos naturales, no sólo de los hidrocarburos, y aumento de la pobreza histórica y deterioro social en todos los aspectos.
El común denominador de ese periodo fue el despilfarro, el robo y la irracional explotación que durante años mantuvo al país en los primeros lugares de la industria mundial petrolífera y petrolera.
Los grandes intereses económicos empresariales no deben prevalecer ahora con el litio. Esto sería irresponsable porque existe una asignatura pendiente con la población víctima del desvío de las enormes ganancias que ha dejado el petróleo a la nación.
Se continúa manteniendo la certeza de que en el estado de Sonora existen los yacimientos más importantes del mundo, cuya explotación podría llegar a más de 17 mil toneladas por año.