De acuerdo con Genaro Góngora Pimentel (ex presidente de la SCJN), “el Poder Judicial es también un poder político, idea que no debe asustar a nadie, ya que cada decisión que toman o dejan de tomar los juzgadores contribuye al avance o retroceso de México. En ocasiones, por una u otra razón, las leyes bien elaboradas no logran beneficiar a todos los sectores de la población. Entonces, los más fuertes se aprovechan de los más débiles y por eso los jueces debemos dar vida a esas leyes”.
Sergio García Ramírez afirmó que el presidente Zedillo impulsó una macrorreforma, pero que quedaba pendiente la microrreforma. El actual ministro presidente ha hecho una extensa crítica del estado del Poder Judicial actual y ha propuesto una macro y microrreforma, la cual ha sido vista con interés y simpatía por la mayoría con excepción de alguna impugnación que ha sido desechada.
La crítica de la exposición de motivos abarca toda la estructura judicial, que padece graves problemas, como que no todos los jueces federales se conducen con ética, profesionalismo e imparcialidad, que el sistema de carrera judicial no fue exitoso para asegurar que los que llegan a ser juzgadores sean los más preparados y, lo que es más grave, no se ha podido desterrar la corrupción que aumenta la gran desigualdad que existe en México y la convierte en el viejo dicho de “la justicia civil es para los ricos y la justicia penal para los pobres”.
La propuesta de cambios de la reforma Zaldívar consiste en modificar el sistema de jurisprudencia a uno de precedentes, establecer una carrera judicial mediante concursos de oposición, una Defensoría del Pueblo para que la mayoría tenga acceso a la justicia, una disminución en la carga de trabajo de la SCJN con el objetivo de disminuir el rezago y fortalecer el Consejo de la Judicatura, así como otras reformas importantes.
Esta reforma tiende a generar el concepto, como afirmó Góngora, de que el Poder Judicial es un auténtico poder y el más importante de todos, también a completar la microrreforma que pedía Sergio García Ramírez.
La reforma del ministro Zaldívar tendrá que convertirse en una realidad en los próximos meses y con ella no sólo la legalidad, sino la justicia se hará más igualitaria, lo que es el corazón de la reforma. Es un fuerte reto para los políticos y para los jueces.