“Como México no hay dos”, expresó el nuncio apostólico en México, Franco Coppola, quien ayer fue despedido con mariachi. En pocos días dejará el país para asumir nuevas funciones como representante papal en Bélgica y Luxemburgo.
Coppola reconoció a los integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). “Tengo que ser muy agradecido porque nunca he encontrado un episcopado tan acogedor como el mexicano. No porque sea yo algo especial, sino por lo que represento. Sin conocerme me han abierto las puertas de sus casas, de su iglesia, invitándome a actos festivos y luctuosos”. Incluso, ha acudido a encuentros diversos, como a Aguililla, Michoacán, zona afectada por la violencia del narcotráfico.
En la misa de acción de gracias, y la recepción, ayer en la nunciatura apostólica, el diplomático resaltó la hospitalidad de los mexicanos y su fe. “Aprendí una expresión, que cuando uno va a una casa, y dicen ‘es su casa’. Cada diócesis, iglesia y parroquia me han ayudado a sentirme en casa. Estoy muy agradecido con esto porque están unidos al santo padre y lo demuestran de esta manera conmigo”.
En el jardín de la sede diplomática expuso: “He encontrado, multiplicada por millones, la fe sencilla de mi abuela, una fe sencilla, pero profunda, no superficial. Son muy amables los mexicanos, muy finos”.
Franco Coppola estuvo acompañado por más de una docena de prelados, entre ellos el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo emérito de México; Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán y vicepresidente de la CEM; Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca y secretario general del organismo eclesial; Jorge Alberto Cavazos Arizpe, obispo San Juan de los Lagos; Raúl Vera, obispo emérito de Saltillo; Emilio Berlie, arzobispo emérito de Yucatán, y Rodrigo Aguilar, obispo de San Cristóbal de las Casas, entre otros.
También asistieron representantes de las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores; embajadores, entre ellos el de Palestina, y algunos personajes como el ex líder de Provida, Jorge Serrano Limón.
Largas filas de invitados, todos siguiendo los protocolos sanitarios saludaron al diplomático italiano. Coppola, quien, visiblemente emocionado, accedió a cada foto o selfi y conversación.
Antes de que acabara la recepción, a la cual fue invitado este diario, sonó el mariachi en vivo, al que Coppola acompañaba cantando y moviendo los brazos. Incluso con sombrero de mariachi cantó parte del repertorio más significativo.
Antes, admitió que “no conocía nada de México, porque los europeos crecemos con gran ignorancia de lo que va fuera del mar Mediterráneo”, y que tampoco sabía mucho de la Virgen de Guadalupe. Tras llegar (28 septiembre de 2016) fue a visitar a la guadalupana. Antes buscó que “instruyeran a este pobre nuncio. Fui a la guadalupana con el corazón preocupado. Recorriendo la gran plaza vi el letrero que dice: ‘No estoy yo aquí que soy tu madre’, y pensé que era dirigida a mí, me dio gran paz” y desde ahí “he ido caminando seguro, como hacen los mexicanos”.