Acapulco, Gro., La corrupción en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (Capama), la morosidad de los usuarios, el crecimiento de la población y un sismo de 7.1 grados ocurrido el 7 de septiembre pasado , terminó por colapsar y evidenció el frágil sistema de captación, bombeo y distribución de agua potable en esta ciudad, donde 270 mil habitantes carecen de líquido y este 2021 se agudizó el problema.
El censo de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que 66.7 por ciento de 223 mil 924 viviendas particulares habitadas en este municipio, cuenta con agua entubada; el resto, unas 74 mil 567 viviendas, no lo tienen.
Si el promedio de habitantes por domicilio es de 3.5, entonces 270 mil personas no tienen líquido, lo que representa 33.6 por ciento de los 776 mil 521 habitantes de Acapulco, según la estadística de 2020.
La Capama fue creada en 1977; en 1980, en Acapulco vivían 409 mil 335 personas, por lo que la población se ha duplicado en 40 años.
En 2000, 116 mil 512 viviendas de 168 mil 859 tenían servicio de agua; pero diez años después en 2010, solo 117 mil 126 de 205 mil 485 hogares eran beneficiados.
“Pagamos puro aire”
Sin embargo, los pobladores de la zona poniente reprocharon que “aunque estuviéramos conectados a la red no mandan el agua, pagamos puro aire y la Capama no repone lo que gastamos en pipas”.
El temblor del 7 de septiembre reveló el endeble funcionamiento y la operación de la Capama, a lo que se suman los pasivos y el déficit financiero de la paramunicipal, que para suplir la falta de una red sólida de distribución, cuenta con un inconsistente sistema de pipas de reparto, en el que se favorece a personas según su filiación política, aseguran los ciudadanos afectados.
También dañó el sistema eléctrico de las plantas de bombeo del río Papagayo, y ocasionó fisuras en tuberías, cuyas reparaciones provocaron nuevos retrasos en la distribución del fluido, que tres meses después continúa sin restablecerse en su totalidad. Además, las protestas sociales se multiplicaron.
2021 fue un año sin agua en el puerto, que afectó por igual a hoteleros, habitantes de clase media y a trabajadoras de limpieza.
Ante esto, el presidente de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco, Alejandro Domínguez Aveleyra, indicó que las hospederías de la organización tuvieron que comprar de 30 y 40 pipas de agua por día para abastecer sus instalaciones.
Alma Hernández vive en la colonia Altos del Tamarindo, en la zona poniente de la ciudad, pero cada 15 días tiene que bajar a lavar su ropa a la calle Solidaridad, a unos metros de la calzada Pie de la Cuesta, donde hay un pozo, pues su vivienda no esta conectada a la red hidráulica.
“Vivo en la punta de cerro, nos mandan una pipa cada año y solo es para la gente de Morena”, lamentó la mujer mientras humedece ropa enjabonada en un lavadero adaptado junto al vertedero natural del líquido.
Además del esfuerzo físico de bajar y subir su ropa, debe pagar 40 pesos a una camioneta por el viaje especial; pues también aprovecha para llenar cinco bidones, pues en abril el pozo se seca.
Por otro lado, tres meses antes de concluir su administración, el 14 de julio pasado, la ex alcaldesa de Morena, Adela Román, acusó actos de sabotaje y pillajes contra la Comisión, denunció que “hay quienes revientan las bombas y la infraestructura, lo que ocasiona el corte de agua en diferentes colonias”, aseguró que interpuso las denuncias penales por ello.
Sin embargo, lo más complicado será abatir el déficit financiero del organismo, pues solo 38 por ciento del padrón de 205 mil 255 usuarios están al corriente de sus pagos, el resto unos 127 mil, adeudan de tres hasta más de 60 meses, lo que ha generado una cartera vencida de mil 381 millones de pesos.
La situación se agrava por pasivos heredados que superan los 2 mil 296 millones de pesos, a instancias como la Comisión Nacional del Agua, Issste, el Instituto de Seguridad Social de los Servidores Públicos del Estado de Guerrero y otros proveedores, incluida la deuda histórica de unos 776 millones de pesos con la Comisión Federal de Electricidad, pues los costos por energía eléctrica se incrementan por el uso de sistemas de bombeo para enviar el fluido desde el río Papagayo a colonias alejadas.
También se detectó, que usuarios del bulevar de las Naciones, en la zona Diamante, cambiaron la clasificación de sus tomas de agua a giros comerciales, pero siguen dados de alta como clientes domésticos. A ello se suma la añeja red de colectores sanitarios, que causa socavones.