Nadie creía en Jessica González. Después de tres años sin subir al cuadrilátero, su carrera como boxeadora no resultaba interesante para ningún promotor. En el gimnasio incluso le hacían comentarios ácidos, le preguntaban para qué entrenaba si ya ni peleaba. Incluso fue rechazada por rivales tentativas, cuando veían su inactividad pensaban que no valía la pena. Hoy, es campeona gallo interina del Consejo Mundial de Boxeo, quien le otorgó un reconocimiento como el Regreso de 2021, galardón que compartió con una gloria del pugilismo, el filipino Nonito Donaire.
Jessica había estado a la espera de una oportunidad que no llegaba. Mientras pasaba el tiempo, consciente de que se devaluaba como boxeadora en el mercado, fue arrollada también por la pausa de meses en el deporte por la pandemia. Volver, lo sabía bien, se convertía en una expectativa cada vez más lejana.
Sufrimiento y paciencia
“Este reconocimiento me confirma que valió la pena tanto sufrimiento y paciencia”, dice Jessica; “pero no es que estuve fuerte y con optimismo todo este tiempo. Tuve momentos de mucha frustración que me hicieron pensar que ya era mejor retirarme. Yo ya estaba viviendo el duelo de dejar el boxeo”.
Cuando un boxeador está en declive, vive experiencias que lastiman la autoestima de cualquiera. Los promotores y rivales murmuran, se corre la voz y Jessica recuerda que su antiguo representante ya ni le tomaba las llamadas ni le devolvía mensajes. Estaba completamente olvidada.
Ya en pleno duelo, asimilando una despedida nada festiva del deporte que tanto quiere, Jessica recibió una última oferta. Era en Rusia, ante Tatyana Zrazhevskaya, peleadora invicta y en la cima del boxeo de su país. Entendió que aquella llamada sólo significa-ba que la querían llevar para perder.
“Todo estaba listo. Yo no era sólo una víctima más para ellos”, admite Jessica; “pero era mi última oportunidad, todo o nada, si ya estaba despidiéndome del boxeo, qué más daba. Acepté sin dudar a pesar del reto tan complicado y de lo que significaba viajar tan lejos, era ir por todo o despedirme de una vez”.
Viajó el día del sismo del 7 de septiembre de 2021. Una señal de adversidad, pensó en ese momento, antes de los dos días de viaje agotador hasta Ekaterimburgo, Rusia. Fue una misión compleja, agotadora, repleta de estrés. Todo eso desató su mejor versión pa-ra propinarle su primera derrota a la rusa, y regresar así con el cinturón gallo interino.
Desde que supo que estaría nominada como el Regreso del año por parte del CMB, pensó que tenía pocas posibilidades, pues en la terna también estaba el prestigiado Nonito Donaire. Pero las votaciones de la gente hicieron que Jessica compartiera el galardón con el filipino.
“Esta es una historia de final feliz”, dice divertida Jessica; “uno puede sentirse perdida, que todo está en contra y de pronto todo cambia. Ahora estoy ante el compromiso de cumplir el contrato y volver en 2022 a Rusia a dar la revancha. Si todo sale bien, después buscaré a la campeona absoluta y enfrentaré a esa rivales que pensaron que yo era poca cosa”.