Río de Janeiro. ¿Los negros buscan la reparación del daño causado por la esclavitud? ¡Que regresen a África! Sobre esta absurda teoría se fundamenta Medida Provisória, una película distópica que denuncia los reales y actuales problemas del racismo en Brasil.
El primer largometraje del actor brasileño Lázaro Ramos, conocido por su papel en Madame Satán (2002), ha sido proyectado en varios festivales internacionales, con aclamaciones en los de Huelva (España) y Memphis (Estados Unidos), pero aún no tiene fecha de estreno comercial en Brasil.
Su distribución se ha visto obstaculizada por problemas con la agencia nacional Ancine, acusada de “censura” desde que el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro llegó al poder, en enero de 2019.
“No voy a decir si es burocracia o censura, cualquiera de los dos es una traba para la cultura", dijo Ramos tras la exhibición esta semana de la película en el contexto del Festival Internacional de Cine de Río de Janeiro.
“La idea del filme es sensibilizar. Quiero que el espectador vea, llore y piense que es capaz de hacer alguna cosa en la lucha antirracista”, señaló el director sobre esta obra muy aplaudida por el público en Río.
Melanina acentuada
“Fue muy emocionante", afirmó la actriz Taís Araújo, esposa de Ramos y una de las protagonistas del largometraje junto con el comediante y cantante Seu Jorge (Ciudad de Dios) y Alfred Enoch, un anglo-brasileño conocido por sus papeles en la saga de Harry Potter y en Lecciones del crimen (How to get away with murder).
Su personaje, explicó, es una “mujer negra que inicialmente no quiere hablar de racismo, sólo quiere tener el derecho de vivir, pero la vida la llama y ella se ve obligada a sumergirse” en esos problemas.
Y por una buena razón: la Medida Provisória –decreto u orden ejecutiva, en español– de la película obliga a todos los negros, o más a bien aquellos “con melanina acentuada”, como los designa el gobierno, a entregarse a las autoridades para ser deportados a África, mientras un grupo se organiza para resistir.
Algunos representantes del gobierno ficticio tienen un parecido inequívoco con miembros del Ejecutivo de Bolsonaro, y la película está llena de referencias a los prejuicios racistas que abundan en Brasil.