El presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó el apoyo del gobierno mexicano a su homólogo de Perú, Pedro Castillo Terrones, ante lo que denominó intento de derrocamiento.
“Vamos a estar pendientes, decirle a él (Castillo) que no está solo” y tampoco el pueblo peruano, porque quienes llevan a cabo estos actos de subversión no están pensando que se afecta a los pueblos”, dijo en la conferencia de prensa matutina de ayer.
Puntualizó que hace unos días viajó al país andino, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea, el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, acompañado por la subsecretaria de Bienestar y una funcionaria de la cancillería, para ofrecer ayuda de combustible, vacunas y asesoría en programas sociales.
Señaló que la situación en aquella nación es difícil, según le ha dicho el propio Castillo, por lo cual López Obrador reprochó a quienes se empeñan en destituir a un presidente democráticamente electo, a quienes ponen por delante su rabia conservadora.
En el salón Tesorería de Palacio Nacional un reportero sentado en la segunda fila insistía en tomar el turno para preguntar. Cuando el Presidente ya se despedía, el hombre le dijo que venía de Perú, de un canal de televisión, y que habían causado mucha sorpresa en su país sus recientes declaraciones.
Así, le preguntó que cómo defendería, “como hermano mayor de Castillo”, de una nueva solicitud de destitución en el Congreso.
López Obrador le respondió que la política exterior de México se basa en la no intervención, pero también en la cooperación para el desarrollo de los países y los derechos humanos.
De ahí que en ese “equilibrio” decidió responder favorablemente al pedido de ayuda, porque es posible que el presidente peruano esté enfrentando una guerra sucia mediática, una campaña de desprestigio, pese a que asuntos como el incremento a la inflación o los muertos por Covid no son de su responsabilidad, “pues él acaba de entrar” (a su periodo de gobierno).
“Entonces, me habla y me dice: ‘es difícil. ¿Cómo nos puedes o nos pueden ayudar?’ Y le digo: cuenta con nosotros, porque eso es una especie de preparación a un derrocamiento, echarle al pueblo encima”, como ocurre también en Cuba.
En la visita del secretario de Hacienda le interesó más la asesoría en materia social, pero también tendrá apoyo político, “porque hay informes de que ha habido agresiones, incluso a militares”.
Luego mencionó al escritor Mario Vargas Llosa y dijo que le gustaría verlo defendiendo la democracia de su país, más allá de las afinidades políticas. “Si el pueblo peruano decidió votar por este presidente, ¿por qué apostar a derrocarlo?”.
Explicó que en los tiempos actuales ya ni hace falta utilizar a los militares, porque “ahora es el poder mediático y el poder del dinero, y estos mecanismos que fueron creando durante el periodo neoliberal para que siempre sea la oligarquía la que domine y tenga libertad para saquear a los pueblos”.
Por su conservadurismo, añadió, Vargas Llosa ve en Castillo una amenaza comunista y, en esa misma línea, apoya a la hija de Fujimori, el político con quien perdió en 1990 la elección presidencial.
López Obrador refirió que tal como señalaba un escritor ruso, a veces los intelectuales, por motivaciones políticas, van perdiendo imaginación y talento. “(Tras La fiesta del Chivo) ya no le he leído algo tan bueno como lo que escribía antes”, señaló.