Manila. El poderoso tifón Rai golpeó el sureste de Filipinas, donde arrancó árboles, tejados y provocó cortes de luz en su avance hacia provincias donde unas 100 mil personas fueron desalojadas ante el peligro de inundaciones, deslaves y crecidas del nivel del mar, informaron ayer las autoridades.
Con vientos sostenidos de 185 kilómetros por hora y ráfagas hasta de 230, Rai golpeó las Islas Siargao. No había reportes inmediatos de daños o víctimas, pero efectivos militares y guardacostas ayudaban a vecinos varados por severas las inundaciones.
Había unos 10 mil poblados en la ruta de la tormenta, según funcionarios de gestión de emergencias. Las lluvias del tifón se extendieron 400 kilómetros en uno de los fenómenos naturales más fuertes que golpea el país este año.
La Guardia Costera prohibió los viajes por mar en zonas de alto riesgo, lo que dejó varados a casi 4 mil pasajeros y trabajadores de cargueros y transbordadores en docenas de puertos del sur y el centro del país; también se cancelaron decenas de vuelos, la mayoría internos.
Más de 98 mil vecinos de zonas rurales fueron trasladados con antelación a refugios de emergencia en evacuaciones voluntarias o forzosas, informaron las autoridades. La operación complicó los esfuerzos del gobierno por evitar las multitudes luego de que las autoridades de salud detectaron los primeros casos de la variante de ómicron del Covid-19 en el país. Filipinas registra 2.8 millones de contagios y más de 50 mil muertes por el coronavirus.
Las restricciones de cuarentena se han relajado y más negocios han podido reabrir en las últimas semanas, después de que una redoblada campaña de vacunación redujo las infecciones diarias.