John Bellamy Foster (JBF), importante heredero actual de la escuela de pensamiento marxista de Sweezy y Baran ha incorporado el tema ambiental de manera vigorosa en sus escritos. Los dos libros más recientes de JBF, ambos de 2020, se refieren a la naturaleza: The Return of Nature: Socialism and Ecology y The Robbery of Nature: Capitalism and the Ecological Rift. El segundo (en coautoría con Brett Clark, BC) es un libro de economía política ecológica. Hoy pensaba centrarme en él, pero como se verá, terminé absorbido por los dos pasajes claves en materia ecológica de El capital que ellos citan. La introducción de JBF-BC comienza citando la sección ‘Gran Industria y Agricultura’ del capítulo XIII “Maquinaria y Gran Industria” del Vol. I de El capital (EC), pero citan sólo algunas frases en orden distinto al que aparecen en EC. Después citan un pasaje del capítulo sobre la génesis de la renta del suelo, del Libro Tercero de EC. Cito a continuación extractos importantes de ambos. Para el Libro Primero, sigo la cuarta edición del FCE que presenta la nueva traducción, del propio Wenceslao Roces (WR), autor de la publicada en 1946 por el propio FCE. (La 4ª edición del Libro Tercero no se ha publicado.) Escribo entre paréntesis, para palabras clave, las versiones de WR de 1946 (WR1) y las usadas en la edición en inglés citada por JBF-BC:
“La gran industria ejerce una acción tanto más revolucionaria en la esfera de la agricultura cuanto que destruye el baluarte de la vieja sociedad, el ‘campesino’, sustituyéndolo ( sic) por el trabajador asalariado. Esto hace que las necesidades sociales de transformación y las contradicciones del campo (el antagonismo de clases, VI) se pongan al mismo nivel que las de la ciudad. La explotación más rutinaria y más irracional ( sic) deja así el puesto al empleo consciente y tecnológico de la ciencia… Con la supremacía sin cesar creciente de la población urbana… [el modo capitalista de producción] perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, es decir el retorno al suelo nutricional (palabra inexistente en VI y en WR1) de los elementos extraídos de él por el hombre en forma de medios de alimentación y de vestido, entorpeciendo así lo que constituye la eterna condición natural para asegurar la fertilidad permanente de la tierra… al destruir los factores de aquel metabolismo, creados por esta vía natural, lo impone sistemáticamente (obliga a restaurarlo, WR1 y VI) como ley reguladora de la producción social… la acrecentada fuerza productiva y la mayor movilización del trabajo se logran a costa de la devastación y la postración de la fuerza de trabajo misma. Todo progreso alcanzado por la agricultura capitalista consiste simplemente en un avance en el arte de desfalcar al trabajador (esquilmar al obrero, WR1; robbing, VI, traducible como robo o latrocinio), desfalcando (esquilmar, WR1; robando, VI) al mismo tiempo a la tierra; lo que se progresa en los métodos encaminados a fomentar la productividad del suelo dentro de un periodo dado representa, conjuntamente un avance en el camino de la ruina a que se exponen las fuentes permanentes de su fecundidad… De ahí que la producción capitalista sólo sepa desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción minando al mismo tiempo las fuentes de que mana toda riqueza: la tierra y el trabajador.” (Libro Primero, pp. 450-452) “El conflicto entre el precio de la tierra como elemento del precio de costo para el productor y no [como] elemento del precio de producción del producto… no es sino una de las formas en que se manifiesta la contradicción entre la propiedad privada sobre el suelo y la existencia de (palabras ausentes en VI) una agricultura racional con una explotación normal de la tierra al servicio de la sociedad. Aquí, en el régimen de pequeño cultivo, el precio de la tierra, forma y resultado de la propiedad privada sobre el suelo, aparece como una barrera opuesta a la misma producción. En… el sistema de explotación capitalista también aparece como barrera la propiedad… En ambas formas vemos cómo la explotación racional y consciente de la tierra como eterna propiedad colectiva y condición inalienable de existencia y reproducción de la cadena de generaciones humanas… es suplantada por la explotación y dilapidación de las fuerzas de la tierra… La pequeña propiedad territorial presupone una mayoría de población predominantemente ( sic) campesina (agrícola, VI) y el predominio del trabajo aislado sobre el trabajo social; presupone, por tanto, la exclusión de la riqueza y el desarrollo tanto en cuanto a sus condiciones materiales como en cuanto a las espirituales y también, por consiguiente, a las condiciones de un cultivo racional. Por otra parte, la gran propiedad sobre la tierra reduce la población agrícola a un mínimo en descenso constante y le opone una población industrial en constante aumento y concentrada en grandes ciudades; y de este modo crea condiciones que abren un abismo irremediable (irreparable rift, VI) en la trabazón (proceso interdependiente, VI) del metabolismo social impuesto por las leyes naturales de la vida, a consecuencia del cual la fuerza de la tierra se dilapida… (WR1, Libro Tercero, pp. 751-753).
En estos dos pasajes, dicen JBF-BC, “la noción de Marx del robo (esquilmo o estafa) del suelo está intrínsecamente conectada con la grieta (abismo) ecológico. Para explicar esta interconexión, JBF-BC examinan el pensamiento del químico Liebig, en cuyas ideas se basó Marx y que requieren una amplia exposición que pospongo para próxima entrega; me centro ahora en los pasajes citados. En el primero, marqué con sic la idea de Marx que el campesino fue sustituido por el trabajador asalariado. Varias veces he descrito en esta columna mi teoría de la persistencia campesina asociada a la dependencia del capitalismo agrícola del campesinado como proveedor estacional de mano de obra barata. La historia ha demostrado dicha persistencia. También he marcado con sic el adjetivo irracional con el que Marx califica la agricultura campesina en el Libro Primero y cuya explicación aparece en la otra cita, la del Libro Tercero, donde Marx considera irracional no sólo la agricultura campesina sino también la capitalista, por estar basadas en la propiedad privada del suelo, y por ello ser opuestas ambas a “la explotación racional y consciente de la tierra como eterna propiedad colectiva y condición inalienable de existencia y reproducción de la cadena de generaciones humanas”. Esto explicaría por qué Marx califica como irracionales estas formas históricas de agricultura, pero quedan sin explicación las condiciones históricas que explican la apropiación privada del suelo, y sin sustento su afirmación de la propiedad colectiva como condición inalienable de la reproducción humana. Por último, he marcado con sic la asociación que hace Marx entre pequeña propiedad territorial y una mayoría de la población dedicada a la agricultura. Esta frase lleva implícita la idea que la productividad del trabajo agrícola sólo se puede aumentar en unidades agrícolas muy grandes. Parece una aplicación (fuera de lugar) del concepto de economías de escala. Tal como lo señaló Ángel Palerm, aunque las grandes unidades agrícolas están asociadas a la maximización de los rendimientos por persona ocupada (el modelo de agricultura norteamericana), en contraste el modelo holandés de pequeñas unidades agrícolas maximiza los rendimientos por unidad de suelo, y en ambos casos una proporción pequeña de la población, ocupada en la agricultura, puede alimentar a los habitantes de ambas naciones. Una inadecuada traducción puede hacer incomprensible un texto, como lo muestra la expresión lo impone sistemáticamente que deja sin sentido esta importante frase que está clara en la VI y en WR1 como obliga a restaurarlo.