El Museo Nacional de la Estampa (Munae) festeja 35 años de existencia –se fundó el 17 de diciembre de 1986– con Mano de obra: oficios en la gráfica mexicana, siglos XX y XXI, exposición de alrededor de 270 piezas que abrió al público el jueves pasado. La muestra “revisionista” se enmarca además en las celebraciones por los 75 años del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).
Mano de obra es un homenaje a los artistas grabadores que han donado su obra al acervo del recinto a lo largo de las pasadas tres décadas, expresa Emilio Payán, director del Munae. Con ella, “revivimos la memoria gráfica de cada expositor”, a la vez que es “la confirmación visual de la estampa en nuestro país. El Taller de la Gráfica Popular donó su obra al principio de la vida del museo, y desde entonces muchos talleres, artistas y colectivos han incrementado el acervo gracias a su generosidad”.
Los curadores Raúl Cano Monroy y Karen Juárez Peña revisaron la colección permanente del Munae en torno al tema de la representación de los oficios en la gráfica mexicana, “empleos del mexicano que han aportado mucha vida a la economía del país”, detalla Payán. Se podrá ver desde la figura del “viene-viene” hasta un grabado actual de home office.
Algunos de los artistas incluidos son: Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Ángeles Garduño, Elizabeth Catlett, Alfredo Zalce, Adolfo Mexiac y Mariana Yampolsky, además de jóvenes emergentes. Todas las técnicas de la gráfica están representadas, aunque con un fuerte énfasis en la xilografía hecha en madera y linóleo. Esto, sin olvidar el aguafuerte, el aguatinta, la litografía, la serigrafía y las técnicas mixtas o intervenidas, en las que se mezclan tanto el grabado como la serigrafía y la litografía en una pieza. Por supuesto, hay obra digital, aunque en menos escala, apunta Payán.
La selección para la exposición abarca desde los años 50 del siglo pasado hasta el presente. Con la idea de que la obra de artistas emergentes dialogue con la del acervo, los curadores trabajaron con jóvenes grabadores de diferentes estados del país. “No es una muestra meramente local del museo, sino que abarca artistas de todo el país”, señala el entrevistado.
Respecto de los intereses de los jóvenes grabadores, con la exhibición “se reafirma la presencia de las técnicas tradicionales del grabado que, hasta el momento, no se han perdido. Los creadores emergentes quieren seguir trabajando con las técnicas tradicionales, como la xilografía, el aguafuerte y el aguatinta”, considera Payán.
–¿Por qué desean utilizar el grabado?
–Para mí es más accesible trabajar la xilografía en madera que hacer una obra digital. Aunque ésta también es accesible, no permite las mismas calidades y texturas que en la madera. El artista siempre se atreve –incluso a equivocarse– a encontrar técnicas, texturas y colores nuevos.
“La exposición reúne una riqueza visual en lo que a técnicas se refiere. Me parece de una alta sensibilidad lo que hacen los jóvenes con la gráfica, técnica artesanal para la que hay que usar las manos con el fin de lograr texturas y tonalidades.”
Mientras tanto, el acervo del Munae seguirá creciendo. Payán anuncia que el comité de adquisiciones del Inbal acaba de aprobar seis nuevas donaciones de artistas: una carpeta de cuatro grabados de Roger von Gunten, una carpeta de nueve grabados de Maribel Portela y dos piezas de Carmina Hernández, así como obra de León Plancarte, Carlos Soto y Emmanuel Martínez, “artista chicano que participó en la exposición Zapata después de Zapata y donó un grabado”.
Payán hace hincapié en la relevancia de las mujeres en el acervo del Munae: “Mi tarea ha consistido en incrementar su presencia. Veinte por ciento del acervo del museo era de obras de mujeres, porcentaje que trato de aumentar para que haya igualdad”.
Mano de obra: oficios en la gráfica mexicana, siglos XX y XXI permanecerá hasta marzo de 2022, en el Museo Nacional de la Estampa, avenida Hidalgo 39, Plaza de la Santa Veracruz, colonia Centro.