Madrid. El informe "La desprotección de la infancia no acompañada en frontera: España y México, una misma realidad", elaborado por voluntarios de organizaciones no gubernamentales y miembros de las comunidades de jesuitas en ambos países, concluyó que la política migratoria mexicana con los menores de edad es “esquizofrénica” e hicieron un llamado a las autoridades mexicanas de los “tres niveles” para que haya un compromiso firme con la defensa de los derechos humanos.
El documento, basado en estudios y registros de instituciones públicas y organismos internacionales, advierte del aumento de la presencia de menores de edad en los flujos migratorios. Sólo en la frontera entre México y Estados Unidos (EU) entre el 2019 y el 2020 se registraron más de 105 mil detenciones.
El fenómeno de la migración es global y tiene quizá su cara más dura en las fronteras donde la desigualdad entre ricos y pobres se hace más patente. Es el caso de España y el norte de África o de México y EU, dos zonas conflictivas en cuanto al drama migratorio y por eso es el foco del informe elaborado por la ong Entreculturas, el Servicio Jesuita a Migrantes España, el Servicio Jesuita a Migrantes México, la Red mexicana de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes y Alboan.
La principal preocupación de los observadores internacionales es la vulnerabilidad de los menores de edad, que va en aumento, no sólo porque se ha ido incrementando su presencia en los puntos fronterizos sino también porque las políticas migratorias de los países, en este caso señalan a México, España y Estados Unidos, no garantizan la protección del menor. Los niños, niñas y adolescentes (NNA) no acompañados “son doblemente vulnerables debido a su minoría de edad y a su condición de extranjero.
Así, tienen que ver cómo las mismas administraciones que les deben proteger, les controlan por su situación irregular o dudan de su edad para eludir su obligación. Estas sospechas pueden hacer que las autoridades rechacen los documentos de identidad que portan, introduciendo a los NNA en un contexto de inseguridad permanente, con un acceso limitado a la sanidad, educación y protección que puede terminar con la detención y posterior expulsión a su país de origen al ser tratado como un adulto”, sostiene el informe, que se basa no sólo en sus propios estudios empíricos sobre el terreno sino también a las conclusiones de organismos internacionales como Unicef.
En este sentido señalan a México de tener una política migratoria “esquizofrénica” con los NNA no acompañados, ya que por un lado “a nivel nacional realiza detenciones migratorias en vez de ponerlos a disposición del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia”, mientras que “a nivel internacional encabeza acuerdo como el Pacto Global sobre Migraciones que insta a la no utilización del arresto en estos casos”. Y en el caso de España la situación es parecida.
En el informe se advierte además del aumento del numero de NNA no acompañados, que ya son un componente importante de los flujos migratorios irregulares, alcanzado en 2019 el nivel más alto registrado de detenciones en la frontera norte con 76 mil y llegando a las 13 mil 242 tramitaciones de peticiones de asilo realizadas por la autoridad migratoria a lo largo de su territorio. Datos que descendieron abruptamente en 2020 hasta los 30 mil 550 arrestos en la frontera y las cuatro mil 707 tramitaciones a lo largo del país debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Por otro lado, el endurecimiento de las políticas estadounidenses de asilo en 2019 provocó que las solicitudes de protección internacional de los menores no acompañados en suelo mexicano se incrementaron un 151 por ciento respecto a 2018, descendiendo un 20 por ciento en 2020.
Luis Arturo Macías, director del Servicio Jesuita a Migrantes en México, explicó que con el informe se han puesto sobre la mesa tres cuestiones que le preocupan. En primer lugar, ha insistido en que “no podemos dejar que la niñez migrante forzada sea la más impactada por las causas sociopolíticas del continente”. En segundo lugar que “la niñez migrante forzada no acompañada se enfrenta a una serie de amenazas en México, pues en muchos lugares por donde transitan existe el crimen organizado, los secuestros, la trata de personas o los abusos físicos y sexuales”. Y en tercer lugar, que “la migración está generando en la niñez problemas físicos de salud: estrés postraumático, angustia, irritabilidad, etcétera”.
Por eso hizo un llamamiento a las autoridades en México, en sus tres niveles de gobierno, para que “podamos, como sociedad, crear juntos caminos que permitan contribuir al respeto a los derechos humanos de la niñez migrante”.