El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, afirmó que en México la justicia ha sido históricamente negada para el pueblo, puesta al servicio del poder y el privilegio, situación que ahora se empieza a revertir. Al rendir su informe anual de labores, el ministro sostuvo que la corrupción dentro del Poder Judicial de la Federación (PJF) ya no es tolerada.
Ante el presidente Andrés Manuel López Obrador; los presidentes de las mesas directivas del Senado, Olga Sánchez Cordero, y de la Cámara de Diputados, Sergio Carlos Gutiérrez, Zaldívar afirmó que “tratándose de instituciones públicas que pertenecen al pueblo los trapos sucios no se lavan en casa, las instituciones no se protegen con el silencio y la defensa a ultranza del status quo”.
Sostuvo que dentro del Poder Judicial Federal existía un entramado de conflictos de interés, que ahora se han terminado: “Hemos roto las estructuras de poder por las que abogados, despachos y representantes de intereses económicos traficaban influencias e impunidad en este poder”.
Afirmó que la corrupción aún existe, pero que son casos aislados, y no por complicidades internas ni cotos que gocen de protección o del silencio institucional.
La justicia al servicio del pueblo
Ante los plenos de la SCJN, del Consejo de la Judicatura Federal, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, miembros del gabinete presidencial y de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, Zaldívar afirmó que es necesario hacer una justicia que sirva al pueblo.
“La transformación de la justicia federal busca saldar esta deuda. Busca revertir este orden de cosas, para que en los juzgados la gente encuentre verdadera solución a sus conflictos y protección a sus derechos.”
“Estoy convencido de que los cambios que hemos logrado se empezarán a sentir pronto. El pueblo sabrá que cuenta con jueces y juezas federales quienes los defenderán y harán realidad sus exigencias de justicia”, añadió.
López Obrador llegó a la sede de la SCJN acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, cruzando a pie la calle que separa a Palacio Nacional del máximo tribunal.
Fue recibido en la puerta por las ministras Margarita Ríos Farjat y Yasmín Esquivel Mossa, nombradas por el pleno para la recepción protocolaria.