Al estilo 4T, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, aseguró que en el Poder Judicial de la Federación está “categóricamente” eliminada la corrupción, en sus modalidades “tolerada” o “institucionalizada”.
No es exactamente que no siga habiendo corrupción en general, sino que ya no la hay “avalada o auspiciada desde arriba”. Zaldívar reconoció, sin embargo, que “los casos de corrupción que existen son aislados y no obedecen más a la existencia de mafias de corrupción que operaban desde dentro”.
Las alegres palabras del ministro presidente se produjeron al rendir su tercer informe de labores, en presencia del Presidente de la República y la jefa del gobierno capitalino (y precandidata al federal). El diagnóstico voluntarista de Zaldívar podría aspirar a quedarse como logro alcanzado en las cúpulas (aunque tampoco es así), pero es público y notorio que las prácticas corruptas de antaño no ofrecen en lo general materia para declararlas extintas, sino todo lo contrario, resistentes, enraizadas, extendidas.
A propósito, el gobierno de Estados Unidos ofreció sendas recompensas de 5 millones de dólares a quienes aporten información que lleve a la detención de los cuatro hijos de Joaquín Guzmán Loera, apodado El Chapo. No se pone acento especial en Ovidio, quien por fuerzas militares fue detenido y luego liberado en Culiacán, Sinaloa, a finales de octubre de 2019. A pesar de existir una orden federal de aprehensión, con fines de extradición a Estados Unidos, ninguna autoridad ha vuelto a hacer en México algún intento por cumplir con ese ordenamiento judicial vigente.
Cumplimiento de palabra fue lo que a nombre del hechizo Grupo Plural de senadores exigió Germán Martínez Cázares al coordinador de los morenistas y virtual jefe político del Senado, Ricardo Monreal. El reclamo fue por no haber incluido una representación de tal grupo en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
La pretensión le resultó contraproducente al ex presidente nacional del PAN y ex integrante del gabinete de Felipe Calderón Hinojosa, a quien siempre defendió en el momento histórico del fraude electoral de 2006. Monreal le mostró el acuerdo constitutivo del Grupo Plural, en el que se establece que no tendrán representación en órganos del Senado.
Además, como Martínez había dicho que el zacatecano no tiene estatura política para presidir a México, éste abiertamente defendió sus posibilidades en la materia y la franja senatorial a su favor coreó: “¡presidente, presidente!”. Antes, habían señalado a Martínez Cázares como traidor a Calderón y al propio Andrés Manuel López Obrador, quien lo invitó a ser candidato a senador por Morena por la vía plurinominal y luego lo nombró director del Seguro Social (antes de las elecciones, le había ofrecido la Fiscalía General de la República).
Otro significativo enojo fue el de Dante Delgado, gerente general de Movimiento Ciudadano, quien protestó porque su grupo no tuvo representación de diputados en la misma Permanente. Dante aprovechó para vaticinar que su partido ganará la Presidencia de la República en 2024.
Amplia representación tiene el grupo denominado Democracia Deliberada, que se define como “Corriente política en búsqueda de la izquierda perdida”. Dos de sus integrantes son Gerardo Esquivel, actual subgobernador del Banco de México, y su esposa, Graciela Márquez, ex secretaria de Economía (Esquivel inició el sexenio siendo subsecretario de Hacienda), que ahora es postulada para pasar de vicepresidenta a presidenta del Inegi. A esa corriente pertenecen Viridiana Ríos, académica y escritora; Hernán Gómez, conductor de programas en televisión; Andrés Lajous, secretario de Movilidad de la Ciudad de México, y más de cuarenta miembros, varios de ellos con responsabilidades gubernamentales, académicas y mediáticas (https://bit.ly/3IS0lzw). ¡Hasta mañana!
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