La magnitud del fenómeno de la violencia contra niñas, niños y adolescentes lo convierte en un problema de salud pública generalizado en todo el país, cuyas consecuencias, en términos de su desarrollo, “son devastadoras, y al mismo tiempo, implican un alto costo para el Estado”, afirmó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En un informe sobre los derechos de esta población, indicó que el número de homicidios de menores ha tenido un incremento constante de 2015 a la fecha, “siendo el grupo de entre 15 a 19 años el que registra la cifra más preocupante, pasando de mil 561 homicidios en 2015, a 2 mil 256 en 2018”.
Refirió que incluso el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha documentado que en México cada día fallecen cuatro personas menores de 18 años, que ocho de cada 10 defunciones son de hombres de 12 a 17 años, y que la mitad de esas muertes ocurre en la vía pública.
Agregó que según cifras del Inegi, entre 2009 y 2018 fallecieron 45 mil 423 niñas y niños de cero a 14 años de edad, por eventos accidentales o violentos. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que de enero de 2019 a julio 2021 se han registrado 2 mil 839 homicidios dolosos de personas menores de 18 años, de los cuales, en 73.1 por ciento se utilizó un arma de fuego, añadió.
A estas violencias se suman las que viven en sus casas y escuelas. La CNDH recordó que según la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Mujeres 2015, elaborada por el Instituto Nacional de Salud Pública y Unicef, 63 por ciento de los menores entre uno y 14 años de edad fueron sometidos a formas de castigo físico o sicológico por algún integrante de su familia, mientras 6 por ciento recibió castigos severos.