La Habana. La vigésima cumbre de la Alianza para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP) concluyó ayer aquí con un plan pospandemia que busca la autosuficiencia alimentaria y medicinal para los países miembro, que lanzaron fuertes críticas a Estados Unidos por su “egoísmo político” en tiempos del Covid-19.
“Frente a la pandemia y el recrudecimiento del cerco de Estados Unidos contra países de la región, nuestras democracias no basan sus fuerzas en las armas”, denunció el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anfitrión de la cumbre, en su discurso de apertura en el Palacio de la Revolución, en La Habana.
El mandatario destacó que varios miembros del Alba-TCP han sido “víctimas de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que se recrudecieron en los peores momentos de la pandemia apelando a maniobras políticas y manipulaciones mediáticas”, estrategia que “no detuvo sino que reforzó sus planes de dominación hegemónica”.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, criticó que los poderes capitalistas utilicen las nuevas variantes del Covid-19 para manipular y especular.
“Será que los poderes de capitalismo mundial, los medios de comunicación y los laboratorios poderosos del mundo utilizan a veces algunas variantes para aumentar sus ganancias, para manipular a la opinión pública y los precios de commodities”.
Maduro, como ejemplo, criticó que “se caen las bolsas, cuando aparece ómicron ponen el grito al cielo, el petróleo un día pasó de 82 a 56” dólares. Ante esta inestabilidad económica pidió a su par de Bolivia, Luis Arce, que diseñe un “plan integral” para el mecanismo regional, que cuenta con un banco, el sucre como moneda virtual común y el organismo de distribución de combustible Petrocaribe.
En su primera participación en este foro, el mandatario boliviano, Luis Arce, pidió aprovechar la resistencia de la alianza, a diferencia de otros foros “neoliberales” que no sobrevivieron, para avanzar hacia la autonomía alimentaria y médica, de manera especial en un contexto de un neoproteccionismo absolutamente selectivo.
El gobernante boliviano llegó a La Habana con 15 toneladas de alimentos y cinco de medicinas para Cuba.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, quien de último momento decidió acudir al encuentro, aseguró que la Alba ha sabido aportar, pese a las agresiones recibidas.
“Si en algo se caracteriza el imperialismo es en ser más mentiroso porque predican la paz y practican la guerra… el terrorismo”, señaló al hacer un largo recuento de lo que, dijo, ha sido una hostilidad sin precedente contra su país, así como contra Bolivia y Venezuela.
Los primeros ministros de Granada, Keith Mitchell, y de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, además de los representantes de Santa Lucía, Dominica, Antigua y Barbuda, y San Cristóbal y Nieves, apoyaron la creación de un plan integral de desarrollo destinado a los pueblos del bloque.
Previo a la cumbre, el secretario ejecutivo del Alba-TCP, Sacha Llorenti, anunció la creación de un “observatorio contra las injerencias”, en respuesta a la Cumbre para la Democracia que organizó el presidente estadunidense, Joe Biden, y el “presupuesto millonario para desestabilizar a los gobiernos soberanos” de la región.
El objetivo de la futura entidad, según Llorenti, será “analizar periódicamente hacia dónde va ese dinero y el papel de algunas ONG en procesos desestabilizadores, además de estudiar cómo se aplican las medidas coercitivas neoliberales en los países miembros” del Alba.
Destacó que la creación del plan pospandemia aboga por el fortalecimiento del trabajo del bloque regional en los más diversos ámbitos económicos, políticos y sociales.
La cancillería cubana, en tanto, acusó a Washington de no invitar a la cumbre a más de 80 países, entre ellos a los jefes de Estado de la Alba-TCP, debido que “el gobierno estadunidense protagoniza una campaña peligrosa dirigida a crear un cisma internacional, a dividir el planeta y a castigar a los países que defienden proyectos progresistas”.
En la declaración final de la cumbre también se rechazó lo que calificó de “intentos del imperialismo de confundir a nuestros pueblos”, condenó el bloqueo económico de Washington contra La Habana y brindó su respaldo a Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Fundada en 2004 por los fallecidos mandatarios de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, el Alba enfrentó entonces las intenciones de Estados Unidos de formar un acuerdo de libre comercio continental.