Junio en el 93 es una propuesta teatral que retrata a una generación de jóvenes y a una sociedad que vivió y se enfrentó en su momento a una pandemia desconocida, al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), conmovedora historia en la que se entretejen el amor, el gozo, el placer, así como el estigma, el prejuicio, la ignorancia y el odio.

Con dramaturgia de Luis Mario Moncada y dirección de Martín Acosta, Junio en el 93 se escenifica en el foro La Gruta, y con ella concluye la trilogía Historias de la diversidad en la Ciudad de México de la compañía Teatro de Arena.

La primera fue 41 detonaciones contra la puerta de un clóset, con dramaturgia de Sara Pinet y David Gaytán, sobre el movimiento homosexual en los años 70.

La segunda fue La herida y la flecha, de Marianella Villa y Anacarsis Ramos. Historia a partir de la vida de la actriz Rita Macedo, que habla de las mujeres en los años 60 del siglo XX que viven a la sombra de un hombre reconocido o importante. 

Y la tercera, Junio en el 93, sobre las vicisitudes, el estigma, los reclamos, el goce por la vida y los derechos humanos de un joven crea-dor escénico, cuyo entorno social y creativo responden de distinta forma a la enfermedad del VIH. 

La dramaturgia se articuló a partir de una novela inédita, especie de autobiografía del actor Alejandro Reyes, quien falleció a los 33 años, protagonista en su momento de una de las más exitosas obras de la compañía Teatro de Arena: James Joyce: Carta al artista adolescente (1995).

De acuerdo con Moncada, la vi-gencia del tema radica en que quienes han sido tocados por la enfermedad conservan la necesidad de relacionarse, de continuar y hacer una vida, a pesar de sentir una con-dena de muerte, no sólo personal, sino para los seres amados. “La obra es testimonio de quien se aferra a la vida y al tiempo que ésta dure”. 

Es una trama, añadió Moncada, que igual atraviesa el tema del transgénero y lo transexual. “Al final de cuentas se trata de un drama, con distintas aristas, profundamente humano”.

El texto original en el que se inspiró la dramaturgia fue escrito por Alejandro Reyes, con el título Perdóname Yukio. Reyes falleció en 1996, y fue seropositivo desde 1993. En sus últimas etapas de vida escribió una especie de novela autobiográfica sobre su experiencia durante el proceso del montaje de la obra Mishima, que con dirección de Abraham Oceransky, se estrenó en Jalapa, Veracruz. 

Ese texto, comentó Moncada, es un testimonio de aventuras amorosas, ensayos, reflexiones sobre el teatro, emociones y pensamientos. “Reyes no sólo fue un gran actor, sino un gran observador de la naturaleza y condición humana”. 

Junio en el 93 se escenifica los viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18, en el foro La Gruta (Av. Revolución 1500, San Án-gel Inn) hasta el 19 de diciembre.