Los llamados 16 días de activismo contra la violencia de género es una campaña internacional anual que empieza el 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (Día naranja), y sigue hasta el 10 de diciembre, el Día de los derechos humanos. Esta iniciativa, que data de 1991, tiene la finalidad de promover el respeto de los derechos humanos de las mujeres, al mismo tiempo que visibiliza el grave problema de violencia que sufren mujeres y niñas en todo el mundo diariamente. El tema para este año es “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”
¿Qué simboliza el color naranja en los movimientos de mujeres contra la violencia? Es un color que busca unificar y visibilizar el movimiento global de la lucha contra la violencia de género. Actualmente este movimiento se celebra no sólo cada 25 de noviembre, sino cada 25 de mes: con el conocido Día Naranja. Este día forma parte de una campaña puesta en marcha en 2008 por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas y tiene el objetivo de generar conciencia para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y niñas.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, casi una de cada tres mujeres de 15 años o más en todo el mundo han sufrido violencia física o sexual por parte de la pareja, otro agresor o ambos, al menos una vez en su vida. A esta problemática se suman las cifras que reflejan el impacto de la pandemia de Covid-19, debido a la situación de vulnerabilidad en que se encuentran mujeres y niñas en su entorno frente al contacto más directo y continuo con su agresor, que incluye acoso sexual, violencia en contextos digitales, explotación sexual, entre otras modalidades de violencia. Para muestra, en 2020, a nivel nacional, se registraron trimestralmente más de 50 mil incidencias delictivas por “violencia familiar”, obteniendo un total de 220 mil 39 en todo el año (https://cieg.unam.mx/covid-genero/seguridad.php). A diferencia de 2019, en el mismo periodo se registraron 45 mil 901 incidencias por “violencia familiar” de manera trimestral, y un total de 210 mil 188 en todo el año (https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/incidencia-delictiva-del-fuero-comun-nueva-metodologia?state=published).
En este contexto de diálogo para hablar de los contextos de violencia que padecen las mujeres de nuestro país, el 25 de noviembre acompañé a mi esposa, la consejera electoral Carla Humphrey, a un evento organizado por la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE) en Nuevo León, donde destacó la necesidad de seguir legislando en materia de paridad de género para acceder a cargos públicos y reducir la desigualdad sustancial respecto a la presencia y toma de decisiones de mujeres en los cargos públicos. En este sentido, el solo acompañar a mi esposa a un evento público y vestir una corbata naranja, en alusión a visibilizar en todos los físicos y virtuales el 25 de noviembre y los 16 días de activismo, se me vinculó con un partido político, lo que me pareció realmente increíble.
Primero, porque soy un hombre fiel a mis convicciones, comulgo con los principios de la Cuarta Transformación que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y, por tanto, el color de mi corbata es guinda en este sentido.
Segundo, al tratarse del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, lo que se hizo ese día al subir el debate en torno al color de mi corbata y no hacia el discurso de violencia de género, que era el tema del Foro Más Mujeres Sin Violencia, se invisibilizó el tema de fondo, lo cual constituyó un acto mismo de violencia hacia las mujeres, aunado a los ataques hacia mi esposa en sede digital que me parecen deleznables.
No puede ser un cromosoma lo que diferencia a mujeres y hombres, es no entender el principio de paridad, establecido en la Constitución mexicana, que siendo un principio, se encuentra por encima de las reglas, y esto explica que tenemos que seguir avanzando en materia de paridad como lo hizo el Tribunal Electoral y la minoría de las consejeras electorales del Instituto Nacional Electoral.
De igual manera, avanzar en el combate a la violencia feminicida en nuestro país, en la localización de personas, especialmente mujeres, y el combate a la trata de personas, de acuerdo con las alarmantes cifras que tenemos en el país.
Carlos Monsiváis decía que no se nace feminista y, de igual manera, no se nace mujer, pero es importante que hoy las y los feministas estemos impulsando la agenda que permita enfocarse en los altos niveles de violencia que tenemos hacia las mujeres, ya sea en el ámbito patrimonial, sexual, económico, físico y, por supuesto, político. En esta tesitura, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia contiene un enramado importante, pero había dejado de lado la violencia en el ámbito público, por ello, la reforma del actual gobierno de México de 2020 está pensada en generar espacios de protección de los derechos de las mujeres en el ámbito público y la violencia del acto público, específicamente, la política.