Donald Trump ungió a Juan Guaidó como “presidente” de Venezuela y Biden lo invitó a su teleconferencia por la “democracia”. En tanto, la ONU reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo. Estuvieron presentes también los democráticos mandatarios de Filipinas, Pakistán, Nigeria, India, Brasil, Turquía… Las lecciones de democracia que pueden darnos Narendra Modi, Jair Bolsonaro o Recep Tayyip Erdogan son grandiosas.
Biden es el poder imperial y dicta la definición de las palabras, pero todo se vuelve mueca conocida; el mundo se halla en una “encrucijada histórica” para salvar a la “democracia”, dijo: sí, todos entendieron que se trataba de reconfirmar la zanja entre el mundo “libre” y Rusia y China, que a Biden le interesa profundizar. Se trata de una zanja ideológica, porque está difícil evitar los muchos caminos del comercio que conducen a Pekín. China produce 100 por 100 de los contenedores y algunos productos más.
Según la lista de invitados de Mr. Biden, gobernantes “demócratas” y “autócratas” están en un empate: casi la mitad de los estados miembros de la ONU fueron eliminados de su lista, entre ellos Arabia Saudita, país al que el mes pasado Estados Unidos vendió misiles aire-aire por 650 millones de dólares, para que continuara su bombardeo a Yemen. Si hay bussines, los autócratas pasen, es la ley. La videodemocracia de Mr. Biden es un artilugio de la competencia por los mercados, no por las ideas políticas. El “freno” a China significa: sólo mis capitales pueden expandirse por el mundo. China ha avanzado, y mucho, en su expansión económica mundial y hay que pararla. De eso se trata la “democracia” de Biden.
La reunión democrática terminó con un panel por el fortalecimiento de los derechos humanos y de “los medios de comunicación independientes dentro y fuera de las frontreras”, que fue presidido por el titular de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y moderado por el presidente de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), dos organismos del gobierno de EU; el primero gestiona dólares para el “desarrollo”, es decir, intercambia préstamos por alimentos y materias primas, y el segundo hace chambas antes a cargo de la CIA. Así va la patochada democrática.
La “democracia” está en problemas. En México, reconocidos estudiosos opinan que la democracia tiene dificultades para arraigarse, debido al “contexto de desigualdad social”. El mundo concreto y brutal de la desigualdad social y económica, se volvió “contexto” de las reglas electorales. Así, la “transición” a la democracia no puede terminar.
La “democracia” de Mr. Biden es también la democracia procedimental, que han encomiado los neoliberales y vendido al mundo como la Democracia –con mayúscula– e intentado implantar como pieza destacada del Estado neoliberal, con su libertad (de mercado y de consumo), y su inducción del individuo egoísta gerente de sí mismo; es el mismo Estado generador de feroz desigualdad social y de indiferencia criminal por los excluidos. La democracia electoral que nos han vendido no es una propuesta por fuera del Estado neoliberal, es la democracia que viene bien a ese Estado, es parte inherente del proyecto neoliberal.
El Estado neoliberal, visto por sus creadores como el ganador absoluto de la historia, el ya no hay más ni mejor, necesita hacer creer, con Churchill, que la democracia “es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”. Vencida la URSS, en adelante el Estado neolioberal sería el futuro para la humanidad, a condición de que la “democracia” prevaleciera. La democracia de “Occidente”, basada en la ficción jurídica de la igualdad frente a la ley, consiste en la circulación de las élites políticas, un sistema político para los de arriba. Esa ficción, sin remedio, excluye a los más. Pero la historia está diciendo no al neoliberalismo. Unos estados optaron por vías diferentes, como Rusia y China, y el mundo capitalista está más agitado que nunca. El fin de la historia, no fue.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, celebró: “Cada vez que visito China, me sorprende la velocidad del cambio y el progreso. Han creado ustedes una de las economías más dinámicas del mundo, al tiempo que han ayudado a más de 800 millones de personas a salir de la pobreza: el mayor logro de la historia en materia de lucha contra la pobreza”. ¿Querrán los chinos una “democracia” como la de EU, con Bush robándole los votos electorales de Florida a Al Gore, o Trump asaltando el Capitolio, o las elecciones de 2022, que ya se anuncian corruptas, con muchas circunscripciones reconstruidas de forma ruin para negros y latinos?
Las sociedades del sur global tienen que rexaminar a fondo las democracias procedimentales. Es preciso romper por todos los medios la circulación sólo de las élites políticas, para abrir paso en un procedimiento que ha sido de origen excluyente. Los excluidos deben alcanzar el derecho al acceso a los mecanismos de decisión política en todos los niveles del Estado.