Santiago. Todo sucede a toda máquina en la recta final para el desenlace presidencial del próximo domingo en Chile, que se avecina estrecho, donde se juegan dos proyectos de país muy distintos: uno, el que representa el candidato izquierdista Gabriel Boric y su programa de cambios estructurales, el inicio del largo camino de salida del régimen neoliberal que abrió el estallido social de octubre de 2019; otro, la propuesta de regresión autoritaria, restauración conservadora y fundamentalismo religioso que expresa el ultraderechista José Antonio Kast, negacionista que minimiza los crímenes del pinochetismo.
Kast, de 55 años, del Frente Social Cristiano, ganó en noviembre la primera vuelta, con 27.91 por ciento de los votos; Boric, de 35, del Pacto Apruebo Dignidad, marcó 25.83. Está prohibido divulgar encuestas desde 15 días previos a los comicios, pero una que circuló el domingo da ventaja al aspirante izquierdista.
Mientras las campañas lanzan sus últimos despliegues territoriales, una feroz batalla de descalificaciones, insultos, denuncias y mentiras satura las redes sociales: el pasado nazi del padre de Kast quedó expuesto, lo mismo presuntas vinculaciones de la familia con la matanza y desaparición de decenas de campesinos en la localidad de Paine, en las afueras de Santiago, tras el golpe militar de 1973. Y en contra de Boric, la derecha se ensañó para sacar rédito a una denuncia de acoso sexual en su contra, ocurrida en 2008, tergiversando que se trató de “abuso sexual”; hasta que la denunciante anteayer se quejó del “aprovechamiento inescrupuloso y violento de la derecha y del comando de José Antonio Kast”, señaló que el candidato se disculpó, que conversaron y que incluso votará por él.
“La polarización de las redes sociales no refleja la realidad. Las redes son una expresión en general de las élites y de los segmentos sociales que las frecuentan. Sin embargo, el hecho de que existan dos candidaturas, una de izquierda y otra de derecha extrema, alimenta una división como nunca habíamos visto desde el retorno de la democracia”, comentó el profesor Claudio Fuentes, académico de Ciencia Política la Universidad Diego Portales.
Desde la primera vuelta, ambas candidaturas ajustaron notoriamente sus programas hacia la moderación, buscando al electorado del centro. Kast, por ejemplo, renunció a acabar con el Ministerio de la Mujer y a derogar el aborto por tres causales; mientras Boric acentuó su discurso antidelincuencia, pasó de proponer “refundar” la policía a “reformarla” y condenó el vandalismo que acompañó el estallido social.
“Efectivamente, la única opción que tienen ambas candidaturas es moderar sus expectativas y programas, primero para capturar mayores adhesiones, pero además porque el nuevo Congreso nacional tiene casi la mitad favorable a la derecha y está dividido. Lo anterior implica que el futuro gobierno estará obligado a negociar, cualquiera que sea el resultado. Ambas candidaturas hicieron cambios en sus programas, sobre todo el de Kast que contenía conceptos y políticas de extrema derecha”, explica Fuentes.
¿Qué implicaciones podría tener la victoria de uno u otro considerando a la ciudadanía que “estalló” en octubre de 2019 y que, transcurridos dos años desde aquello, no observa mejorías?
“Hay bastante en juego. El futuro gobierno tendrá que implementar la nueva Constitución. Una administración de Boric facilitaría las cosas, pues se trata de un programa más cercano a la mayoría de la Convención. Una de Kast, que está por rechazar la nueva Constitución, sin duda sería más problemático. Con todo, el asunto es que en ambos casos se trata de un escenario complejo pues hay división en el Congreso y alta fragmentación. Eso hará difícil la gobernabilidad para cualquiera que sea elegido”, responde.
Fuentes rechaza que en las últimas tres semanas los candidatos se mimetizaran, al variar frecuentemente de opinión. “No es así. Siguen existiendo fuertes diferencias. Kast quiere mayores poderes para el presidente en estados de excepción, propone construir una reja y una zanja en el norte, está por reducir los impuestos, o aumentar las pensiones a cargo de los trabajadores. Boric no ha planteado poder detener a las personas en lugares que no sean cárceles, o construir una zanja, su propuesta en materia de pensiones es por la vía de impuestos y contribución patronal. Siguen existiendo grandes diferencias”, explica.
En cambio, concede que los cambios serán más difíciles y existirá mayor polarización en el Congreso debido a la reducción del centro político, y que las opciones de transformaciones vendrán por el marco jurídico que entregará la nueva Constitución en 2022.