Gracias a la “generosidad” de Ernesto Zedillo con el gran capital, a partir dejulio de 1997 se privatizó el ahorro de los trabajadores al crearse las llamadas Administradores de Fondos de Retiro (Afore), otro jugoso filón para los de siempre a costillas de los mexicanos. Desde entonces, los dueños de estas empresas se han hinchado de ganancias con dinero ajeno, como lo han hecho, y lo hacen, en tantos renglones de la actividad económica del país.
Para dimensionar de qué se trata, el más reciente informe de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) revela que sólo de enero a noviembre de 2021 los dueños de las Afore obtuvieron ingresos cercanos a 33 mil millones de pesos (4 por ciento más que en 2020 y 12 por ciento por arriba de lo obtenido en 2019), producto de las comisiones que cobran a los trabajadores por “administrar” sus fondos ( La Jornada, Braulio Carbajal).
Así, a 24 años de privatizado el ahorro de los trabajadores mexicanos los dueños de las Afore (a su vez propietarios de prácticamente todo en este país, gracias a la política de “desincorporación” de seis gobiernos neoliberales al hilo) se han hinchado de utilidades por el simple hecho de que el régimen les armó otro jugoso negocio con dinero ajeno y les permitió atracar en despoblado al cobrar altísimas comisiones (las más elevadas de América Latina), a la vez que el manejo de esos recursos se fue concentrando, pues originalmente existieron 24 “administradoras” y ahora sólo hay 10. Por cierto, tres acaparan tres cuartas partes de este multimillonario filón.
Cómo olvidar que, al dar el banderazo de salida al nuevo negocio para el gran capital el tal Zedillo celebraba que “los trabajadores tienen hoy un régimen de pensiones a la altura de los mejores del mundo. ¡Esto es un gran triunfo de todos!, porque es muy satisfactorio saber que las pensiones, desde la entrada en vigor de la reforma, son sustancialmente superiores, en promedio, a las que se recibían antes” (lo cual es falso, desde luego). Han podido apreciar el valor de este nuevo sistema y lo han adoptado con entusiasmo”, por tratarse, según dijo, de “la gran solución social al México moderno de hoy, un sistema para el futuro, moderno, ágil, transparente y, sobre todo, justo”. Y los dueños de las Afore se hincharon de utilidades por “administrar” los dineros de los trabajadores y el cobro de comisiones espeluznantemente altas.
Pues bien, a partir de 2022, tales comisiones se reducirán a 0.57 por ciento, el menor nivel desde la creación de las Afore en 1997, y no por decisión de los dueños de éstas, sino por la reformas aprobadas por el Congreso a la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro (LSAR) en diciembre de 2020, entre las que sobresale la de fijar un tope a los cargos por “administración” del ahorro de los trabajadores, el cual “resultará del promedio aritmético de los cobros en materia de comisiones en los sistemas de contribución definida de Estados Unidos ) 0.65 por ciento), Colombia (0.55) y Chile (0.5)”.
Según el Centro de Estudios de las Finan-zas Públicas de la Cámara de Diputados, de 2008 a 2021 la media de las comisiones que co-braron las Afore sobre saldo “administrado” pasó de 1.929 a 0.808 por ciento. En el primero de los años citados la diferencia entre la comisión más alta (3.3 por ciento) y la más baja (1 por ciento) fue de 230 puntos base; para 2021 se redujo a 34. En tanto, considerando el tope establecido para 2022, esa proporción se reduce a 4.
Por otra parte, la Consar explica: “para ocho administradoras se autorizó una comisión de 0.57 por ciento sobre los saldos administra-dos, mientras para la Afore pública se autorizó 0.53 por ciento y una está pendiente de aval. Con esta baja los trabajadores se verán beneficiados al mantener ahorros en su cuenta individual por más de 11 mil 800 millones de pesos, lo que permitirá aumentar el saldo para su retiro”.
Las rebanadas del pastel
Dice el presidente López Obrador que “algunos” empresarios (presumiblemente del Consejo Mexicano de Negocios) “me están hasta ofreciendo disculpas (como representante del pueblo, por mi investidura) por los abusos” por ellos cometidos (concretamente en el jugoso negocio de la energía eléctrica privatizada) y “eso habla muy bien de ellos, muy bien”. Qué bueno, qué educados, qué atentos, pero lo importante es que dejen de atracar.