Guadalajara, Jal., Desde el domingo por la noche en que Julio Furch metió el 4-3 que dio el campeonato del balompié mexicano al Atlas para vencer a León en serie de penales, el festejo ha sido imparable: cena fiesta privada por la noche dominical, misa en la Catedral metropolitana, un desfile por puntos emblemáticos de la ciudad y una concentración con miles de aficionados en la glorieta de los Niños Héroes.
La afición tampoco ha parado de celebrar, primero con una larguísima caravana que tras el partido salió en vehículos desde el estadio Jalisco y se paseó por toda la ciudad hasta bien entrada la madrugada haciendo sonar el claxon tanto en Guadalajara como en Zapopan, donde concentraron el recorrido, mientras en diversos puntos de la metrópoli hacían tronar pirotecnia al grado que ayer la ciudad amaneció con una pésima calidad de aire.
El baño de pueblo y paseo de la copa obtenida fue sin duda la parte central de la celebración e inició en la Catedral, en el centro de Guadalajara, donde jugadores, cuerpo técnico, directivos y miembros del club Atlas acudieron a dar las gracias, mientras a las afueras del antiguo y majestuoso inmueble cientos de aficionados se arremolinaron contenidos por cercas metálicas y vigilantes policías para evitar que el tumulto ingresara a la se-de católica.
Después inició el desfile, a bordo de un autobús de doble piso y descapotado, en el cual los jugadores fueron trasladados por avenida Hidalgo, luego por Federalismo y en la recta final por Niños Héroes hacia la glorieta en honor a estos últimos, donde fue montado un escenario y se dispuso música de fiesta para que ahí el equipo mostrara la copa a la afición en un ambiente de algara-bía incesante.
La gente aplaudía y vitoreaba a futbolistas como Camilo Vargas, Julio Furch y el capitán Aldo Rocha, quienes obtuvieron más menciones por su contribución al triunfo que terminó con una sequía de 70 años sin un título.
Datos de Protección Civil de Jalisco señalan que a lo largo del recorrido y durante la concentración en la glorieta estuvieron alrededor de 25 mil personas, coreando y cantando sin que ocurriera ningún incidente, pese al fervor y la evidente emoción de unos fanáticos que tienen fama de pendencieros.
Sin embargo, al filo de las 6 de la tarde de ayer, un grupo de hombres armados persiguió sobre avenida de La Paz a un sujeto, quien en su huida ingresó al restaurante Suheiro –ubicado a unos 800 metros de donde se realizaba el festejo atlista– y fue acribillado.
Durante la persecución, muchos transeúntes y personas que se dirigían a la glorieta de los Niños Héroes al festejo también corrieron asustadas por los disparos aunque, salvo la víctima que murió, hasta ahora no se han reportado más personas heridas ni detenidas.
Al cierre de la edición, se mantenían los cortes viales en torno a la glorieta, en donde el ayuntamiento de Guadalajara desplegó cientos de policías para brindar seguridad a los asistentes, que prosiguen con la celebración.