El presidente López Obrador aspira a que toda la población sin seguridad social sea atendida con el programa IMSS-Bienestar (IMSS-B) ampliado. Pero ¿está a la altura de lo que aguarda?
Durante la 112 Asamblea delIMSS agradeció a quienes laboran en IMSS-B recordando que se “creó” primero el IMSS con el propósito de atender a los trabajadores vía el sistema “tripartito” de cuotas que pagan trabajadores/empresarios para garantizar servicio médico y seguridad social. Luego, agregó, hacia 1980, se “constituyó” el sistema IMSS-B –conocido como IMSS-Coplamar– para atender a población abierta. Así, del IMSS “surge” la iniciativa de que no sólo se apoye a trabajadores que pagaban sus “cuotas” o que trabajaban en una empresa: lo que se conoce como derechohabientes. Sino que se dé también atención a quienes “no” tienen seguridad social, a los más pobres de México.
Se “crearon” hospitales en comunidades; pueblos más apartados; sierra; zonas marginadas; unidades médicas rurales y hospitales. Según AMLO, ese sistema “sobrevivió” al vendaval neoliberal: lleva más de 40 años y se “mantuvo”. Son 80 hospitales ubicados en regiones donde “más se necesita”: cada uno atiende un número determinado de unidades médicas que dan el primer nivel de atención.
Para AMLO, la descentralización del sistema de salud dejó a la Ssa “vacía”: como un “cascarón” porque se trasladaron los servicios a los estados y ella se quedó sólo con 10 hospitales. Su función era, según el Presidente, “normativa”: la encargada de entregar los recursos a las entidades para que éstas operaran los servicios. “No” en todos los casos, pero “si” en algunos, esos recursos llegaban a los estados y “no” se usaban para atención médica o adquisición de medicamentos: se destinaban a “otras” necesidades u otras demandas.
Mientras tanto, nos dice, IMSS-Coplamar se “mantuvo”. Cambió de nombre, pero al final de cuentas “era” lo mismo: IMSS-Solidaridad, IMSS-Oportunidades y ahora “es” IMSS-B. Pero es un sistema que funciona “muy bien” para atender a la gente más humilde, insiste, a la más pobre: es atención médica y fármacos “gratuitos”. Y ese sistema, ese “modelo”, es el que ahora “vamos” a fortalecer y ampliar en todo el país –de acuerdo con gobernadoras y con gobernadores– para “dar” atención a la mitad de los mexicanos que no tienen seguridad social y hacer realidad lo que establece el artículo 4 constitucional: garantizar el derecho del pueblo a la salud. Uno de los propósitos es que logremos entre todos, a “finales” de este gobierno, que haya atención médica y medicamentos para todos los mexicanos, que sea gratuito. Es el “sueño” que tenemos y que vamos a “lograr”.
Después, en Zacatecas (conferencia matutina, 25/11/21) observó que “ahora” el sistema de salud de Zacatecas será manejado por el IMSS, bajo el modelo IMSS-B. El Seguro tiene sus clínicas y hospitales para derechohabientes, pero también tiene unidades médicas y hospitales para los que no tienen seguridad social. Ahora ese modelo se va a “ampliar”: el Hospital de la Mujer, todos los nosocomios “van a pasar” a ese sistema de IMSS-B. Se contratarán médicos, enfermeras, personal y vamos a tener “un sistema integral de salud” en la entidad.
Posteriormente, en Oaxaca ( La Jornada, 30/11/21) aseguró que con el incremento del presupuesto de 50 mil millones de pesos en materia de salud se “garantiza” el derecho a ésta: “mi” sueño, que quiero se convierta en realidad, es que la gente “pueda” ser atendida por un médico cuando se requiere y se le entreguen todos sus fármacos. Que toda la atención sea “gratuita”.
Poco después Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, comunicó junto con Zoé Robledo, director del IMSS, que culminada la rehabilitación del Hospital de Arandas, el instituto lo asumiría para su operación como el primer establecimiento de acceso “universal” para derechohabientes y población abierta de la entidad en el marco de la ampliación del Programa IMSS-B.
Y apenas el 7 de noviembre de 2021 el gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro, signó un convenio con el Seguro Social con el cual se transfieren los servicios sanitarios estatales (personal, recursos financieros e infraestructura) para que el instituto preste los servicios a toda la población sin seguridad social, bajo el esquema ampliado del Programa IMSS.
Si AMLO quiere materializar ese “sueño”, para cumplir bien con el derecho consagrado, entonces sería indispensable armar un nuevo modelo de atención para toda la población sin seguridad social, que no es el del IMSS-B, hoy en ruinas (veáse, Sánchez, Leal, Escobar, León, Acción comunitaria en el IMSS-B. Visiones operativas de la otra historia, 2021). Más la actualización de un mejorado capítulo laboral correspondiente para quienes operarán ese nuevo modelo y que urge se explicite.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco