Washington. La Suprema Corte de Estados Unidos autorizó ayer a los tribunales federales impugnar una ley sobre el aborto de Texas muy restrictiva, pero sin llegar a suspender su aplicación. La decisión elimina los obstáculos procesales que hasta ahora han impedido a los tribunales federales bloquear esta legislación estatal, a pesar de que viola la jurisprudencia de la máxima instancia judicial.
El fallo fue aclamado por los opositores al aborto, quienes estaban complacidos de que la ley siga en vigor. Los defensoras del derecho de la mujer a interrumpir el embarazo se mostraron confiados en que este es un paso hacia bloquear la ley antiaborto en Texas.
Vigente desde el 1º de septiembre, la ley de Texas prohíbe a las mujeres abortar después de las seis semanas de gestación, cuando se empiezan a sentir los latidos del feto, incluso en caso de incesto o violación.
La Suprema Corte reconoció en 1973, y confirmó en 1992, el derecho de las mujeres al aborto mientras el feto no sea viable, es decir, entre las 22 y 24 semanas de embarazo.
Además, la legislación texana presenta un dispositivo excepcional, que hasta ahora ha complicado la intervención de la justicia federal. La ley encomienda a los ciudadanos “exclusivamente” la tarea de hacer cumplir la prohibición de abortar después de las seis semanas, alentándolos a emprender acciones civiles contra las personas y organizaciones que ayudan a las mujeres a interrumpir el embarazo, prometiéndoles una “indemnización” de 10 mil dólares.
Llamada a pronunciarse sobre el tema al entrar en vigor la ley, la Suprema Corte, de mayoría conservadora, se amparó detrás de estas “nuevas cuestiones de procedimiento” para negarse a intervenir, influenciada por tres magistrados ultraconservadores designados por el ex presidente republicano Donald Trump.