Oslo. El periodista ruso Dmitri Muratov pidió ayer “un minuto de silencio” por los reporteros asesinados, al recibir el Nobel de la Paz junto a su colega filipina Maria Ressa, quien culpó a los grupos tecnológicos estadunidenses del “lodo tóxico” propagado en redes sociales.
Ressa, cofundadora de la página web de información Rappler, y Dmitri Muratov, redactor jefe del diario independiente Novaya Gazeta, fueron galardonados a principios de octubre con el premio Nobel de la Paz de 2021 por su combate “a favor de la libertad de prensa”.
“Pongámonos en pie y honremos con un minuto de silencio a nuestros colegas periodistas (...) que dieron su vida por esta profesión”, dijo Muratov, de 60 años. “Quiero que los periodistas mueran de viejos”, añadió.
Ressa atacó a los grandes grupos tecnológicos estadunidenses por permitir la difusión de “un lodo tóxico” en las redes sociales por su codicia. Indicó que dichos grupos “están enemistados con los hechos, enemistados con los periodistas. Su naturaleza es dividirnos y radicalizarnos”, explicó la informadora de 58 años.
“Con su poder casi divino, su tecnología permitió que el virus de la mentira nos infectara a cada uno, enfrentándonos entre nosotros, sacando a la luz nuestros miedos, nuestra rabia y nuestro odio, preparando el terreno para la llegada de dirigentes autoritarios y dictadores”, aseveró.
En espera de que se resuelvan siete procesos judiciales que tiene pendientes en Filipinas, Ressa tuvo que pedir permiso a cuatro tribunales de su país para viajar a Noruega.
Novaya Gazeta es conocida por sus investigaciones sobre la corrupción y las violaciones de derechos humanos en Chechenia. Desde la década de 1990, seis colaboradores del medio han sido asesinados, entre ellos, la célebre periodista Anna Politkovskaya, en 2006.
“Si tenemos que convertirnos en agentes extranjeros por recibir el premio Nobel de la Paz, lo haremos”, ironizó, en referencia al calificativo con que se acusa en Rusia a los medios críticos del Kremlin.
La etiqueta de “agente extranjero”, que busca desacreditar a los medios que reciben “financiación del exterior” y llevar “una actividad política”, obliga a los grupos de información a hacer constar este estatus en todas sus publicaciones.
El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió de que el Nobel no es un “escudo” contra este estatus. Rusia se sitúa en el puesto 150 de la clasificación de RSF.