En la cima del cerro de Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco, desde hace 30 años la familia Cruz Vega elabora esferas navideñas, esas burbujas de vidrio soplado con diferentes diseños que comercia todo el año, pero que este mes es su mayor venta.
En un pequeño taller adaptado en la parte baja de su casa, hijos y nueras realizan estos adornos que ofrecen en el Deportivo Xochimilco, pero que ya han llegado a Iztacalco y Gustavo A. Madero, donde las ventas mejoraron, comentó doña Ernestina Vega.
Sus diseños incluso han arribado a otras entidades por la exhibición en tianguis, ferias y mercadillos; las esferas se distribuyen ahora en Veracruz y San Luis Potosí.
Sin embargo, el trabajo no es fácil y pocas veces genera buenas ganancias, pese a eso resisten y no planean dejar el oficio con el que se mantienen.
Los principales creadores de esferas son Ernestina y Pablo, los jefes de la familia, pero su producción también consta de terrarios y portarrosas, que les permiten tener ventas todo el año, platica doña Ernestina.
Ella empezó desde muy chica y fue duro “porque no sabíamos vender, poco a poco hemos aprendido y no es que se gane mucho dinero, pero es algo que nos gusta y lo sabemos hacer”.
En el negocio familiar todos tienen una función: su esposo Pablo e hijo se encargan de fundir y emplatar el vidrio, además de darle forma. El contacto con el cristal caliente ha provocado llagas en las manos de estos artesanos, pues manualmente dan los últimos retoques.
Para doña Ernestina el trabajo más difícil es el de diseñar y a ella corresponde pintarlas, ponerles casquillo, diamantina; “si es figura las orejitas, chapitas y eso me lleva dos días para sacar 100”.
En el taller se pueden ver unicornios, pingüinos, cerditos, nochebuenas, copos de nieve y estrellas, además de los terrarios y cisnes de cristal.
La historia de esta empresa familiar empezó en Michoacán, de donde son originarios, llegaron a la ciudad y poco a poco armaron el taller. “Si hubiera dinero contrataría gente y la producción sería mejor, pero no se gana mucho”, lamentó la artesana.