La primera caravana migrante, con alrededor de mil personas, está a unos kilómetros de entrar a la Ciudad de México.
Tras poco más de mes y medio de camino desde Tapachula, Chiapas, y en medio de un sinnúmero de “dificultades y obstáculos”, muchos impuestos por las autoridades, la caravana –conformada sobre todo por personas de Centroamérica– se encuentra ya en los alrededores de la capital del país.
Se trata de los migrantes que salieron el pasado 23 de octubre de la urbe fronteriza del sureste y pese a los intentos del Instituto Nacional de Migración (INM) por desarticular la caravana o a los señalamientos del gobierno de Estados Unidos contra los líderes de la movilización, al vincularlos con grupos criminales, ayer llegaron a San Martín Texmelucan, Puebla, a 80 kilómetros de la Ciudad de México. Entre ellos hay muchos niños y mujeres.
Ayer salieron de la capital poblana. Caminaron por la autopista México-Puebla pero, denunciaron, elementos de la Guardia Nacional dificultaron su marcha. Sobre todo se enfocaron en impedir que pidieran subir a autobuses o tráileres a los que pedían aventón.
Irineo Mujica, dirigente de la organización Pueblos Sin Fronteras y uno de los organizadores de la caravana, acusó a través de videos difundidos en redes sociales las acciones de la Guardia Nacional “¿Por qué este gobierno tiene tanto miedo de dialogar con unos migrantes?”, cuestionó ante los uniformados.
Horas más tarde, tras enterarse de la tragedia en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la caravana decidió detener su marcha y pernoctar en San Martín Texmelucan, donde habían hecho una pausa. Su deseo era llegar ayer mismo a la Ciudad de México.
“Pensábamos avanzar pero después de esa desgracia, pararemos en San Martín. Estas políticas nos matan y conducen a este tipo de tragedias. Somos los migrantes quienes pagamos el precio con sangre. La política que aplica el gobierno federal es cruel, nos arrebata vidas y sueños”, señaló Mujica.
Después de esta pausa, la caravana retomará su travesía rumbo a la capital del país, donde se prevé que arriben en breve.
Los migrantes demandan diálogo con las autoridades, pero en particular las capitalinas. Dijeron que no aceptarán sentarse a negociar con el INM ni con la Guardia Nacional. “La Ciudad de México tiene leyes de inclusión, y apelamos a ellas para trabajar con sus autoridades y organizaciones civiles”, apuntó Mujica.