Moscú. Mientras en Rusia y algunas capitales de países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) siguen lanzando advertencias del alto costo que tendría una agresión que –al margen de quien la hiciera– desataría una respuesta militar contundente, el canciller ruso, Serguei Lavrov, culpó a Estados Unidos y sus aliados de forzar una nueva carrera armamentista al “arrogarse el derecho de decidir y actuar en nombre de toda la comunidad internacional”.
Lavrov lo afirma en el prólogo de una publicación conmemorativa del Consejo Ruso de Asuntos Internacionales, dada a conocer ayer, coincidiendo con el décimo aniversario de este prestigiado centro de análisis y debate que preside Igor Ivanov, ex jefe de la diplomacia rusa.
“El egoísmo de quienes crean coaliciones con un número limitado de miembros” promueve –según Lavrov– nuevas líneas divisorias y el armamentismo en el mundo, lo que en realidad no son sino “vestigios de la mentalidad de bloques, propias de la época de la guerra fría”.
Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, en opinión de Lavrov, “entorpecen” los esfuerzos por crear un mundo multipolar más justo y democrático, que “de modo irreversible se impulsa desde aquellos países de América Latina, África y Asia que rechazan el modelo ultraliberal” que quieren imponerles.
“Los colegas occidentales, con la esperanza ilusoria de mantener la hegemonía que están perdiendo, no respetan principios universalmente aceptados del derecho internacional, empezando con la Carta de la ONU”, y quieren remplazarlos con sus propias reglas.
El Estado Mayor del ejército ruso emitió ayer un comunicado en el cual advierte a Ucrania que “no intente resolver por la fuerza el conflicto del Donbás”, como se denomina aquí a las regiones de Donietsk y Lugansk que no se supeditan a Kiev y cuya población, muchos habitantes ya con ciudadanía rusa, preferirían formar parte de la federación del poderoso vecino.
Ocurrió poco después de que un buque de la Armada ucrania, según el Servicio Federal de Guardafronteras ruso, se acercó a las aguas territoriales de Rusia en el estrecho de Kerch, pero cambió su rumbo antes de ser interceptado por embarcaciones rusas, lo que hubiera constituido el enésimo grave incidente en el mar Negro, escenario de peligrosas maniobras de Rusia y la OTAN.
En tanto, como consecuencia de la tregua virtual que acordaron los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden en su reciente conversación telefónica, Estados Unidos –conforme a filtraciones de la Casa Blanca que recogieron algunas agencias noticiosas– estaría tratando de convencer al gobierno de Volodymir Zelensky de conceder “cierto grado de autonomía” a las regiones rebeldes sin que ello parezca un “triunfo personal de Putin”, lo cual no es fácil de conjugar.
Hasta ahora, corren rumores de que el gobierno ucranio estaría dispuesto a reconocer con carácter de ley las particularidades de idioma y cultura de las regiones rebeldes, pero no acepta que éstas se atribuyan la facultad de vetar decisiones que deben tener validez en todo el territorio de Ucrania.