Roma. Falleció la provocadora cineasta italiana Lina Wertmüller, cuya potente mezcla de sexo y política en Travolti da un insolito destino nell’azzurro mare d’agosto (Insólita aventura de verano) y Pasqualino settebellezze” (Pascualino siete bellezas) la llevó a ser la primera mujer postulada a un Óscar a mejor dirección y una figura de culto en la escena fílmica de Nueva York, informó el Ministerio de Cultura italiano. Tenía 93 años.
Wertmüller, quien recibió un premio de la Academia a la trayectoria en 2019, murió durante la noche en Roma rodeada de su familia, reportó la agencia de noticias LaPresse, citando a sus familiares.
Dario Franceschini, ministro de Cultura, rindió homenaje a Wertmüller ayer. Señaló que su “clase e inconfundible estilo” dejaron una marca en el mundo del cine italiano. “Gracias Lina”, señaló en un comunicado.
Políticas, polémicas y muchas veces eróticas, sus películas estaban llenas de comentarios sociales y mensajes satíricos contra el sistema. Wertmüller, quien también escribía sus guiones, las describía como comedias marxistas.
“Me niego a hacer películas sin temas sociales”, afirmó la mujer alguna vez llamada “Cinco pies de controversia cinematográfica”.
Apariencia extravagante
Con sus 1.52 metros (5 pies) de altura, maquillaje de ojos dramático, cabello colorido y anillos en todos los dedos, la apariencia extravagante de Wertmüller era parte integral de su persona. En una entrevista con The Associated Press, admitió que tenía cientos de sus característicos anteojos con montura blanca.
La artista, cuyo verdadero nombre era Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von Braueich, nació en Roma en una familia aristocrática suiza. Aparentemente en rechazo a los deseos de sus padres de que estudiara derecho, ingresó a la escuela de teatro donde actuaba, dirigía y escribía obras. Después de graduarse de la Academia de Teatro de Roma salió de gira por Europa con la compañía de marionetas de Maria Signorelli.
En 1963, el actor italiano Marcello Mastroianni, quien era esposo de una amiga suya de la escuela, le presentó a Federico Fellini, quien le pidió que fuera su asistente en 8½. Tiempo después Wertmüller comentó que Fellini resultó ser una de sus más grandes influencias.
“Es revelador estar cerca de él, porque es un personaje tan profundamente inconformista, que corre consigo mismo como un niño con un cometa”, precisó.
Ese mismo año, alentada por Fellini, Wertmüller viajó a Sicilia para realizar I basilischi (Los zanganos), su primer largometraje. Tuvo una recepción favorable, pero la misma directora la criticó por ser “demasiado rara” como para que la gente la entendiera. Ella quería hacer películas para las masas.
Títulos largos, sus predilectos
Los éxitos de Wertmüller, quien dijo a Ap que le encantaban los títulos largos, comenzó con Mimì metallurgico ferito nell’onore (Mimí metalúrgico, herido en su honor), de 1972. La revista The New Yorker calificó la cinta de “una farsa sexual maravillosamente graciosa” y Time la designó una de las 10 mejores películas del año. Otros de sus éxitos de taquilla fueron Film d’amore e d’anarchia, ovvero ‘stamattina alle 10 in via dei Fiori nella nota casa di tolleranza... (Filme de amor y de anarquía) de 1973; Travolti da un insolito destino nell’azzurro mare d’agosto, de 1974, y Pascualino siete bellezas, de 1976, que le valió la candidatura al Óscar a mejor dirección y mejor guion original, así como otra a su protagonista, el actor Giancarlo Giannini.
Wertmüller no ganó entonces, pero la Academia reconoció su hito al otorgarle el premio a la trayectoria más de cuatro décadas después, en 2019.
El crítico de cine estadunidense Roger Ebert le dio a Insólita aventura de verano su más alta calificación, al decir que a pesar del choque entre una mujer rica capitalista y su empleado marxista “persiste en ser sobre un hombre y una mujer”. Otros críticos se sentían incómodos con su violencia contra las mujeres: Anthony Kaufman la consideró “posiblemente la película más escandalosamente misógina hecha por una mujer”. La Junta Nacional de Reseñistas le dio en 1975 el premio a la mejor cinta extranjera.
El sexo fue un tema constante en su filmografía. En Mimí metalúrgico..., un hombre se siente atraído al comunismo en parte porque le permite tener una aventura con una comunista sexy. En Pasqualino siete bellezas, protagonizada por Giannini, quien por años fue el protagonista favorito de Wertmüller, decide sobrevivir en un campo de concentración a cualquier costo, incluso teniendo sexo con una nazi obesa y brutal a cargo.
Pero con A Night Full of Rain (En una noche repleta de lluvia), de 1978, su primera película en inglés, los críticos de Estados Unidos no se sintieron tan entusiasmados.
A Wertmüller le gustaba unir fuerzas aparentemente contradictorias. Su película de 1992 Io speriamo che me la cavo (Mi querido profesor) cuenta la historia de menores de edad napolitanos obligados a entregar drogas y a matar, pero la calificó como “un acto de amor para el sur y sus niños”.
“Veo la posibilidad del humor en las cosas más serias”, aseguró.
Llena de energía, Wertmüller tenía reputación de ser una jefa exigente en el set, dominando a los actores y cambiando escenas a último momento.
“Es una tempestad”, aseguró alguna vez el director sueco Ingmar Bergman.
Sin embargo, Giannini señaló que la directora estaba siempre abierta a sugerencias.
“Lina pide consejos a todos, a los operadores de cámara y a los actores por igual. Ella cree que una película es el producto de la colaboración”, sostuvo.
Wertmüller fue miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de Venecia en 1988 y directora de la escuela de actuación cinematográfica de Italia.
Trabajaba estrechamente con su esposo, el diseñador de escenografía Enrico Job, quien estuvo con ella en todas sus películas exitosas. Ella lo calificaba como “mi mejor crítico”. Job falleció en 2008.
A Wertmüller le sobrevive su hija Maria Zulima Job.
El ayuntamiento de Roma anunció que realizará una vigilia para Wertmüller el viernes en una de sus salas principales.