Con la cara más dura que el concreto y la desfachatez que lo caracteriza, Borolas –conocido en el bajo mundo como Felipe Calderón– se aventó a las redes sociales para asegurar que el tren en el que el domingo pasado viajó el presidente López Obrador y parte de su gabinete “no existe”, ergo, “es fake news”. Y se quedó tan tranquilo.
En su tuit, el susodicho escribió (se respeta sintaxis): “un buen ejemplo de fake news: viajar en un tren que no existe, a base de manipular imágenes con video pregrabados. Que los saque la señorita esa que no sabe leer en su sección de mentiras de la semana. Y que no salga con que ‘no es falso pero se exagera’”.
Algún iluso pensaría que Borolas se fue con la finta y cometió un error –uno entre millones en su vida política– al escribir su texto, pues tomó como referencia un tuit de uno de los fabricantes en serie de noticias falsas, Joaquín López Dóriga (“subieron a López Obrador en un simulador; así la 4T y todos felices, el vagón ni se mueve”), mensaje que retomaron otros de la misma calaña, de tal suerte que más que fake news en realidad se trató de una de tantas acciones concertadas –nado sincronizado– de propaganda negra.
Desde la aparición del primer tuit (López Dóriga fue el autor) el gobierno federal desmintió el borrego divulgado por el equipo de nado sincronizado y difundió varios videos sobre el viaje de López Obrador y el tren mismo, lo que provocó que no pocos de los integrantes del aparato de propaganda negra se revolcaran en su propia mierda en su vano intento por evitar más descalificaciones, algo, por lo demás, imposible.
En referencia a este asunto de propaganda negra, el presidente López Obrador dijo que este tipo de gentuza “cree que nos quedamos en la época de los montajes… Es una vergüenza… Ojalá y cuiden su prestigio. Se puede decir que no tienen, pero no debemos ser injustos y lapidarios. Pero deben de cuidarse, y sobre todo un ex presidente, por lo que representó a México en su tiempo. Los periodistas, lo mismo; tienen una función social que amerita la aplicación de un código de ética. El periodismo, como la política, es un imperativo ético”.
Pero ya que Borolas está encarrerado, le gusta criticar a otros y le fascinan los chismes de cantina –su mero mole–, por qué no ofrece detalle de una de las mayores fake news de su sexenio, es decir, la supuesta realización de una megaobra que, esa sí, “no existe”, aunque él, como inquilino de Los Pinos, la anunció y promovió en cuatro ocasiones: la Refinería Bicentenario, que no pasó de una barda perimetral con un costo multimillonario.
En este espacio se ha publicado el recuento de esa espantosa versión que Calderón repitió y repitió hasta el fin de su estancia en la residencia oficial, pero la ocasión se presta para recordar de qué se trata: el 18 de marzo de 2008, 70 aniversario de la expropiación petrolera (conmemoración realizada en Paraíso, Tabasco, donde hoy se construye la nueva planta en Dos Bocas), el tal Borolas anunció, urbi et orbi, que “siendo un país petrolero importamos 40 por ciento de nuestras gasolinas; es urgente tomar acciones para reducir esta creciente dependencia. Es por ello, que en este momento giro instrucciones a la Secretaría de Energía y al director general de Petróleos Mexicanos para que, sin dilación, inicien los estudios y analicen la factibilidad técnica, financiera y logística que nos permita construir una nueva refinería en el territorio nacional (…) con el fin de disminuir nuestra dependencia. Iniciar los trabajos que nos permitan contar en el futuro cercano con esta nueva refinería, es una buena manera de celebrar la expropiación petrolera”. Y todos aplaudieron (López Dóriga fue uno de los más emocionados).
Calderón repitió el anunció de la Bicentenario en las siguientes conmemoraciones de la expropiación petrolera (de 2009 a 2012) y, por si fuera poco, la incluyó en el “programa anticíclico” para “enfrentar” la crisis económico-financiera que comenzó en 2008, cuando la economía nacional se desplomó. Desde luego, a lo largo de ese periodo ni un tornillo se colocó para la “nueva refinería”, pero México cada día importó más combustibles, y miles y miles de millones de dólares se destinaron a tal fin.
Las rebanadas del pastel
Entonces, que Borolas detalle cómo fue que inventó la falsa noticia de la Refinería Bicentenario, y de cereza que López Dóriga lo entreviste para saber algo más de simulación.