El tráfico ilícito de armas hacia México también tiene consecuencias entre los niños y adolescentes del país. La violencia generada a partir de este arsenal ha dejado, de acuerdo con cálculos conservadores, entre 30 mil y 40 mil niños y adolescentes en la orfandad.
Lo anterior se planteó durante el foro El impacto del tráfico de armas en niñas, niños y adolescentes; México ante el desafío de la violencia, realizado ayer y en el que participaron especialistas universitarios y funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
En el encuentro, llamaron a las empresas del ramo a “ser más responsables” en sus estrategias de comercialización, distribución y venta de armamento.
Eligio Cruz, académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, planteó que después de Brasil, México es el país en el que más armas derivadas del tráfico ilegal circulan: alrededor de 15 millones.
De acuerdo con cifras oficiales, dijo, entre 2008 y 2018 se cometieron en México más de 111 mil homicidios con arma de fuego y más de 65 mil personas resultaron lesionadas. Tan sólo en el primer trimestre de este año, se reportaron 8 mil 561 víctimas de algún delito en donde estuvo involucrada un arma de este tipo y 70 por ciento correspondió a homicidios.
Resolver ese flujo ilícito “no es tan complejo. Hay que enfocarse en los grandes intereses que contribuyen para este mercado. Nos han vendido la idea de que el problema del tráfico de armas es de todos, pero en realidad se concentra en las élites de las empresas y en las políticas de los países que se ven beneficiados por este tránsito ilegal a costa de la sangre que corre en los países en desarrollo”, enfatizó el académico.
Rafael Pérez-Taylor, también del IIA, sentenció que la cultura de la violencia expresada en los medios, series, películas o videojuegos propicia que los niños vean en ésta una salida a la pobreza y la desigualdad.
“Pensemos en Disney, antes contaba historias infantiles, ahora es una empresa exportadora de violencia. La mayores ganancias de esta industria están en contenidos violentos. Series en Netflix sobre narcotráfico, por ejemplo, convierten al narcotraficante en héroe y crean modelos de cómo debe ser el futuro”.
Remarcó que muchas de las empresas estadunidenses de armas, como las demandadas por el gobierno de México, han producido grandes cantidades de arsenal tipo militar que se vuelve obsoleto debido a que las fuerzas armadas no adquieren todo, y ante ese excedente, “abren un nuevo mercado con el crimen organizado”.
El consultor jurídico de la SRE, Alejandro Celorio, planteó los objetivos de la demanda contra 11 compañías de esa industria. Enfatizó que sus prácticas “negligentes y hasta ilícitas” de comercialización, distribución y ventas facilitan el tráfico ilegal de esos productos a nuestro país, y prácticamente la totalidad está en poder del crimen organizado.