En América Latina y el Caribe aún se enfrentan obstáculos para garantizar una educación sexual integral y de calidad, pues a pesar de que 65 por ciento de los países encuestados reportan que entre 76 y 100 por ciento de su estudiantado es atendido por programas de educación sexual, sólo uno de cada tres estudiantes, en su mayoría de nivel secundaria, asegura que recibe una formación buena o bastante buena.
Al presentar los principales hallazgos del informe sobre el estado global de la educación en sexualidad, titulado El camino hacia la educación integral en sexualidad, especialistas de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) destacaron que temas como aborto, diversidad de género, abuso y violencia sexual son los menos incluidos en planes y programas de estudio.
Mary Guinn Delaney, asesora regional de educación para la salud y el bienestar para América Latina y el Caribe de la Unesco, subrayó que si bien el informe global arroja un “escenario positivo” en cuanto a la integración de la educación sexual en las aulas en la mayoría de las naciones, “no se da cuenta de la calidad de la enseñanza que se promueve”.
Enfatizó que si bien de los 123 países que proporcionaron información, 85 por ciento indicó que su plan de estudios nacional incluía contenidos y temas de educación sexual pertinentes, “cuando se analizan los datos por niveles de educación, son más los países que informaron que la educación en sexualidad y sobre el VIH basada en las competencias para la vida y con perspectiva de género forma parte del plan de estudios” en la enseñanza secundaria más que en la primaria.
Sobre los temas de menor inclusión en los planes de estudio y que son considerados temas claves de la educación sexual integral, se destaca el acceso al aborto, pues menos de 20 por ciento de las naciones lo incluye de forma extendida en sus planes de estudios, mientras en más de la mitad de los países encuestados no se toca.
El estudio alerta que los docentes consideran que existen “obstáculos que impiden la calidad de la enseñanza o que conducen a una discrepancia entre la forma en que se diseña un programa y la forma en que realmente se imparte”.
Entre estos obstáculos se encuentran la asignación de tiempo insuficiente en el horario escolar, la falta de planificación de las clases, la falta de tiempo disponible para los docentes, la carencia de materiales, las actitudes negativas del personal y, en algunos casos, el miedo a las reacciones negativas de los padres o de otros miembros del personal docente.