Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que en su gobierno sí hay apoyo a la clase media, a partir de acciones para evitar los gasolinazos, el aumento al precio de la luz y reactivar la economía, por lo cual consideró que el descontento, en una parte de este sector, es de carácter ideológico, no económico.
Aunque reconoció que el eje de su estrategia es el apoyo a los más pobres, resaltó que no fue poca cosa ratificar el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá. También a los grandes empresarios les ha ido bien, dijo a la prensa.
“¿Cómo no se va a ayudar a la clase media si ya recuperamos todos los empleos que se perdieron durante la pandemia y ya hay cerca de 400 mil empleos de más, excedentes?”, planteó.
Entonces, claro que se ayuda. “No es el problema de la clase media que no esté siendo apoyada. De verdad se está apoyando a los más pobres, porque eso es lo más humano, pero también se está apoyado a la clase media”.
El descontento –subrayó– es de aquellos que vivían al amparo del poder público y obtenían privilegios.
Pero al mismo tiempo destacó que hay mucha gente de esa clase media “honesta, inteligente, humana, que no son aspiracionistas o están informados y no tienen pensamiento dogmático, no están enajenados y tampoco se dejan manipular”.
Enfatizó que habla con empresarios, con los grandes, con todos, “y les digo: a ver, ¿te ha ido mal?, ¿has perdido? Los de arriba, nada; al contrario, han ganado”.
López Obrador aceptó, sin embargo, que la pandemia afectó con mayor peso a los restauranteros, al comercio y al turismo.
Estableció entonces que el descontento no es por razones económicas, sino de pensamiento, y es muy difícil que el conservador cambie de la noche a la mañana, lo mismo que el liberal.
Conciencia tranquila
En ese punto el mandatario dijo que no importa que lo calumnien día y noche, sino estar bien con la conciencia, tal como ha estado, afirmó, desde que era gobernante y líder opositor.
Lo anterior, aun frente a serias afectaciones a su imagen, como aquel episodio cuando dos personajes cercanos a él fueron grabados, uno, René Bejarano (ex secretario particular), recibiendo fajos de billetes, y otro, su secretario de Finanzas en el Gobierno capitalino (Gustavo Ponce) jugando en un casino de Las Vegas.
“Eso fue durísimo (…) ¡híjole, el escándalo! Ese me dolió más porque tuvo que ver con honestidad, que es lo que estimo más importante en mi vida”, admitió López Obrador.
Detrás de la estrategia estaba el empresario argentino Carlos Ahumada, quien “tenía penetrado todo el gobierno, delegados, todo, comprados a todos”, dijo.
Por eso –recordó–, desde aquella época, primero por intuición, declaré que detrás de todo estaba Salinas (de Gortari), porque pues ya desde entonces no querían que yo llegara a donde estoy.
El Presidente cerró esta plática en la mañanera con el relato del desafuero y refrendó: “¿Y quién me sacó a flote?: el pueblo”.