Ala hora de redactar la presente columna no se había producido ningún desmentido oficial respecto a las presuntas filtraciones publicadas en sendos diarios editados en la Ciudad de México respecto a evoluciones patrimoniales del fiscal general de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, y del ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, púgiles de tiempo completo en el cuadrilátero de la 4T.
Aun cuando es dispareja la acumulación de riqueza mencionada, pues al fiscal Alejandro Gertz Manero lo menciona El Universal en operaciones de gran monto y destino caprichoso, como 122 automóviles de lujo, mientras a Nieto se le cita en Reforma por compras y montos menores, los dos personajes centrales de las peleas justicieras del pasado reciente (el anterior a la boda en Guatemala) han sido colocados en el escándalo y en la tesitura de una supuesta deshonestidad que iría contra los postulados de la autodenominada Cuarta Transformación.
En el caso de Reforma se dio difusión de máxima relevancia a una denuncia anónima contra Nieto Castillo, con folio 00951, presentada apenas una semana atrás ante la Fiscalía General de la República. El ex director de la UIF aseguró que incrementó sus deudas, no su patrimonio, y que las operaciones por 40 millones de pesos fueron reportadas ante las instancias adecuadas.
En el caso de Gertz Manero, a partir de una presunta denuncia ante la UIF, que tiene nuevo director, se habla de operaciones de gran cuantía que se suman a las relacionadas con abuso de poder contra la pareja de su hermano Federico, entre señalamientos de que éste, ya fallecido, habría servido de prestanombres del ahora fiscal en cuentas en el extranjero por millones de dólares. Otros casos polémicos de Gertz han sido las acciones contra una universidad privada de Puebla y su designación como miembro de máximo nivel del Sistema Nacional de Investigadores.
Gertz ha sido, como se ha publicado aquí en otras fechas, un hombre del sistema, entendido esto en sus peores acepciones. Plegadizo ante el poder en turno, capaz de encubrir o exhibir lo que convenga, especializado en las complicidades, venganzas y maniobras que sean necesarias, con las leyes y el derecho en general como instrumentos de infinitos retorcimientos posibles para “justificar” lo que corresponda.
Nieto Castillo ha pasado del pedestal de héroe anticorrupción a la planicie de las incertidumbres e incluso a las descalificaciones desde los mismos ámbitos que antes le elogiaban. Su caída posmatrimonial no parece, sin embargo, irreversible. En el primer círculo del andresismo corre la versión de que se está buscando el momento y el cargo adecuados para el retorno del ex director de la UIF.
Los señalamientos contra Gertz Manero y Nieto Castillo se producen, por lo demás, en el contexto de una intensa acometida de opositores al obradorismo, que busca erosionar al jefe máximo y sus políticas, con la vista puesta no en el errático proceso que buscaría en 2022 la revocación o ratificación del Presidente de la República, sino en la sucesión de 2024.
En otro tema: está en vías de conjurarse la ominosa posibilidad de que Javier Duarte de Ochoa quede en libertad en poco tiempo, beneficiado por los arreglos peñistas que permitieron procesarlo solamente por delitos infinitamente menores (lavado de dinero y asociación delictuosa) a los muchos que cometió siendo gobernador de Veracruz.
Gestiones del gobierno obradorista consiguieron que Guatemala aceptara una “excepción a la regla de especialidad”, que obliga a que un extraditado sólo pueda ser juzgado por los delitos de que se le acusara en el momento de la extradición. A Duarte se le ha cumplimentado una nueva orden de aprehensión, estando ya en la cárcel, por el delito de desaparición forzada. ¡Hasta mañana!
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