Lima. El partido Perú Libre, que llevó al poder al presidente Pedro Castillo, rechazó ayer una iniciativa de la oposición en el Congreso que busca destituir al mandatario, la cual, sostuvo, es promovida “por sectores fascistas” del país.
El Congreso decidirá esta semana si acepta llevar a debate una moción de destitución contra Castillo, quien asumió el cargo en julio, similar a las que condujeron a las caídas de los ex mandatarios Pedro Pablo Kuczynski, en 2018, y Martín Vizcarra, en 2020.
El fraccionado Congreso requiere de 52 votos de los 130 legisladores para dar luz verde al juicio político.
Si se da este primer paso, el Congreso debe reunir después al menos 87 votos para destituir al mandatario. Con 37 votos de Perú Libre y de otros aliados de izquierda es poco probable que se concrete la remoción de Castillo.
“Perú Libre reconoce tener discrepancias serias con el gobierno 'caviar' de Pedro Castillo, pero eso no justifica ser partícipe de un golpe de Estado a la democracia, aun cuando ésta tenga sus cuestionables defectos”, dijo el grupo político en un comunicado emitido tras una reunión.
La relación entre Perú Libre y Castillo se enfrío en octubre, cuando la agrupación política afirmó que el gobierno viró a la centroderecha luego de incorporar en el gabinete a izquierdistas moderados.
En el comunicado del partido, firmado por su líder Vladimir Cerrón, Perú Libre señaló que la destitución de Castillo “es promovida por sectores fascistas del país, caracterizados por sus sesgos militaristas, nacionalistas, religiosos y totalitarios”.
La moción para destituir a Castillo alegando “incapacidad moral”, fue presentada por tres partidos de extrema derecha en el Congreso, entre ellos el de la ex candidata presidencial Keiko Fujimori, quien perdió la elección por estrecho margen frente al ex maestro de escuela rural.
Castillo tenía previsto reunirse ayer con líderes de varios grupos políticos en el Palacio de Gobierno mientras espera la decisión del Congreso, aunque Fujimori y otros representantes de derecha dijeron que no asistirían. Al cierre de esta edición no había reportes sobre los encuentros.
Tras reunirse el fin de semana con Castillo, el ex presidente centrista Francisco Sagasti exhortó a mantener “posiciones sensatas en el Congreso que no exacerben la incertidumbre y la inestabilidad”.
La iniciativa de expulsar a Castillo ocurre en momentos en que fiscales comenzaron investigaciones de presuntos casos de corrupción en el entorno del gobierno; además de conflictos que afectan a la minería, principal sector económico del país.
El nivel de desaprobación del mandatario se acerca a 57 por ciento y la del Congreso, 75 por ciento, según encuestas.
Si Castillo fuera destituido, debería asumir la vicepresidenta Dina Boluarte, quien posiblemente enfrentaría un destino similar. En este caso, el sillón presidencial lo ocuparía la jefa del Congreso, la derechista María del Carmen Alva, quien debería convocar a elecciones en seis meses.