En América Latina “soplan vientos progresistas” que apuntan a la integración y el desarrollo, aunque la región es escenario “de un desembarco fascista” que pone en riesgo a las democracias, advirtió el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper.
Entrevistado en el marco de su participación el séptimo encuentro del Grupo Puebla –que sesionó martes y miércoles de la semana pasada en la Ciudad de México–, el ex mandatario enfatizó que estos grupos no tienen ningún peso político en sus países de origen, pero en Latinoamérica han cobrado fuerza porque reciben apoyo de poderes fácticos y grandes consorcios de comunicación que les dan espacio para transmitir su discurso de odio y miedo, en particular contra proyectos progresistas y los líderes que los encabezan.
“Estos grupos fascistas de ultraderecha están llegando a América Latina y no sé por qué han escogido México como su puerta de entrada. Se caracterizan por la polarización ideológica que consiste en instalar rencores y temores para que la gente no vote por alternativas, nombres y proyectos. Su objetivo es que la ciudadanía sufrague contra líderes, ya sea a través del odio, la pasión, la confrontación y/o el miedo”.
Ya han dado algunos “nefastos resultados”, como la primera vuelta de la elección presidencial en Chile, que dio ventaja al candidato ultraderechista/pinochetista José Antonio Kast; el intento de evitar el triunfo de Pedro Castillo en Perú y lo que podría presentarse en Colombia en pocos meses.
“El virus de la polarización ideológica es tan grave como el virus del Covid-19”, enfatizó Samper, quien fue presidente entre 1994 y 1998, periodo en el que algunos analistas ubican a Colombia como un lugar con gran proliferación de grupos paramilitares, con un alto número de asesinatos de dirigentes sociales y se alcanzó “el nivel más alto” de la incidencia estadunidense en la lucha contra el narcotráfico.
El ahora integrante del Grupo Puebla –en el que se congregan más de 150 personalidades progresistas de Iberoamérica– aseveró que este esfuerzo representa “el antídoto contra la llegada del fascismo a nuestra región”.
Samper alertó que otro de los riesgos para la democracia es que en la política ya no sólo participan partidos políticos, sino nuevos actores que tienen claros intereses conservadores.
“Un ejemplo son las agencias calificadoras de riesgo, que se dan en lujo de descalificar a un país de la noche a la mañana y acabar con su economía, o el papel siniestro que han cumplido algunos fiscales o jueces al utilizar las decisiones judiciales como armas políticas contra líderes progresistas, como lo sucedido contra Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, y Rafael Correa en Ecuador”.
También se refirió a la necesaria unión de las naciones latinoamericanas. “El Grupo Puebla apoya la idea que lanzaron hace algunas semanas los presidentes de México y Argentina para resucitar a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Convertirla en una especie de Organización de Estados Americanos sin los estadunidenses. No necesitamos a Estados Unidos como un decano de disciplina metido en nuestros propios procesos de integración”.