En México ya se entregaron 14 concesiones de exploración para minería en el fondo marino, de las cuales ocho son en Chiapas, cinco en Baja California Sur y una en Oaxaca, informó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Consideró que “el valor potencial de los metales y la creciente demanda de nuevas fuentes de extracción posicionan a la minería submarina como un tema muy sensible desde lo ambiental”.
Con el proyecto San Diego, en el Golfo de Ulloa, en Baja California Sur, zona de anidación de tortugas, se buscaba establecer el primer proyecto de extracción minera submarina en México, pero en 2018 fue rechazado por la dependencia. Tras ello, la empresa Odyssey Marine Exploration demandó al gobierno mexicano en términos del anterior Tratado de Libre Comercio, debido a que se le negaron los permisos ambientales, recordó Alejandro Olivera, del Centro para la Diversidad Biológica.
La intención era extraer fosforita en las aguas nacionales ubicadas en el Golfo de Ulloa, las 24 horas de los 365 días del año, durante 50 años. La actividad “podría haber generado graves impactos ambientales negativos, sinérgicos y acumulativos sobre la fauna y el hábitat de especies que se encuentran en peligro de extinción”, argumentó la Semarnat al rechazar la Manifestación de Impacto Ambiental.
Entre las especies que la Semarnat consideró serían “seriamente afectadas por el proyecto se encuentran las ballenas gris, jorobada y cachalote, tres especies de delfines y cuatro especies de tortugas marinas, entre ellas la tortuga amarilla, que tiene su desove, nacimiento y etapa juvenil en las costas de Japón, viaja miles de kilómetros para vivir su vida adulta en el Golfo de Ulloa”.
Los impactos ambientales al hábitat en el Golfo de Ulloa hubieran supuesto además la afectación de otros cientos de especies desde moluscos e invertebrados, hasta peces, aves y mamíferos marinos, señaló en su momento la dependencia. El litigio que emprendió la empresa estadunidense no ha concluido.