En México, como en buena parte del planeta, la disponibilidad y acceso al agua se complica días a día, pero, como en este país todo es “equilibrado” hay de consumidores a consumidores. La Jornada da cuenta de ello: “un grupo de 100 empresas mineras (pertenecientes a muy pocos consorcios) son poseedoras de concesiones para extraer 250 millones de metros cúbicos anuales de agua, principalmente en zonas desérticas del país, una cantidad 6.2 veces mayor a las que tenían en usufructo hace 25 años (que comprende los gobiernos de Zedillo a Peña Nieto), supera la demanda de agua en la zona de La Laguna y es similar al adeudo de México con Estados Unidos”.
La misma información (bajo la firma de Jared Laureles) detalla: “las empresas mineras tienen autorizaciones en acuíferos por 174 millones de metros cúbicos anuales, cuando en 1994 era de sólo 4 millones (un aumento de 4 mil 350 por ciento en el periodo), volumen que fue creciendo y se incrementó de manera acelerada a partir de 2012. A la par, tienen el otorgamiento de aguas superficiales por 73 millones de metros cúbicos anuales, 1.5 veces más que hace 25 años. Los volúmenes extraídos se han incrementado ininterrumpidamente año tras año, al punto de que el agua en el desierto se usa para minería en los estados de Sonora, Zacatecas, Durango y Colima, donde se concentran las concesiones para las mineras” (los datos fueron aportados por María Luisa Albores González, titular de la Semarnat).
Una vez más, los depredadores consorcios mineros aparecen entre los principales beneficiarios del régimen neoliberal, que usufructúan el territorio nacional y concentran los bienes nacionales siempre en detrimento de los mexicanos. Y no es difícil conocer quiénes son esas intocables cuan voraces empresas que consumen tales cantidades de agua, sin olvidar que en México 95 por ciento de la actividad minera se concentra en unas cuantas firmas privadas y un puñado de foráneas, con las canadienses a la cabeza, que esparcen tóxicos por toda la República.
Pues bien, CartoCrítica (con información al cierre de 2016, en el que documenta 437 millones de metros cúbicos de agua) da una idea de cómo se reparte el pastel: no menos de 36 por ciento de esos 250 millones de metros cúbicos de agua (información de Semarnat) corresponderían a Grupo México, del tóxico barón Germán Larrea (más de la mitad para Buenavista del Cobre, en Cananea, Sonora); la canadiense Goldcorp (su presencia es principalmente en Zacatecas), cerca de 20 por ciento; Frisco (Zacatecas en su principal área de explotación), de Carlos Slim, alrededor de 5 por ciento, y Fresnillo PLC y Peñoles (Alberto Bailleres, también en Zacatecas), 4 por ciento (todas en rebeldía para no pagar el impuesto ecológico). En síntesis, tres barones mexicanos y un consorcio canadiense consumen dos terceras partes de ese total.
Ante tal panorama, vale recordar lo publicado por La Jornada (Angélica Enciso) en marzo pasado, con motivo de la celebración –por decirlo así– del Día Mundial del Agua: “con 83 por ciento del país en algún grado de sequía, el acaparamiento de 70 por ciento de las concesiones de agua por tan sólo 2 por ciento de los usuarios y una creciente disputa por el líquido, hay al menos 41 millones de mexicanos que carecen de ella diariamente y todavía hay 8.5 millones que no tienen conexión a la red de agua potable. Los conflictos sociales en el país por el líquido se han acentuado. El más reciente fue en 2020 por el retraso en el compromiso de la entrega de agua de México a Estados Unidos en el contexto del Tratado Internacional de Aguas que llevó a agricultores de Chihuahua a tomar presas para evitar la extracción del líquido y obligó a las autoridades a buscar otras fuentes para cumplir con el acuerdo. Actualmente, apenas 16.7 por ciento del territorio nacional está libre de sequía.
“México vive una de las más grandes crisis en materia hídrica de toda su historia; la aprobación en 1992 de la Ley de Aguas Nacionales trajo como consecuencia la compraventa del agua, la apertura a grandes intereses trasnacionales, la sobrexplotación y contaminación de las aguas de la nación.”
Pero el agua es para los barones (de la minería, la agroindustria y otros), mientras cientos de comunidades no cuentan con una sola gota.
Las rebanadas del pastel
Atentos: refuerzo de la vacuna contra Covid-19 para adultos mayores (alrededor de 16 millones de mexicanos). El plan se conocerá mañana martes.