El horror de las primeras olas de la pandemia no fue obra de la casualidad: una población con un 75 por ciento de sus pobladores con sobrepeso, diabéticos, hipertensos y un sistema público de salud pública al que se había desangrado durante más de tres décadas para beneficiar a las grandes firmas hospitalarias, llevó a la ciudad a una situación de sufrimiento adicional que requirió de sumar todos los recursos del gobierno para lograr una respuesta unificada, pone en claro la secretaria de Salud de esta ciudad, Oliva López Arellano. Y sentencia: “La salud no es una mercancía”.
Con la tensión de la memoria surcando su rostro, la funcionaria mira al pasado inmediato: “Efectivamente, lo que produjo todo el periodo neoliberal fue el desmantelamiento selectivo de los sistemas de salud públicos. Nosotros encontramos en la ciudad un sistema fragmentado, atomizado, con muy pocos recursos, con una gran dificultad en términos de coordinación y gobernabilidad en los hospitales, sobre todo, y con equipo obsoleto, que no servía, más de 2 mil 500 equipos sin funcionar; con una gran distorsión de las plantillas de personal, faltaban médicas y médicos especialistas, paramédicos, y había hipertrofia en términos administrativos.
“El personal estaba dedicado a tareas muy elementales, se concentraba en turnos matutinos, descuidando los vespertinos, los nocturnos. Todo 2019 estuvimos en la dinámica de parar el deterioro y empezar a reconstruir. Cuando llegamos sólo abrían 10 centros de salud en los fines de semana, ahora están en servicio 220.
“Cuando digo modelo neoliberal no estoy descalificando, sino lo que estoy definiendo es una perspectiva económica y política del funcionamiento de la sociedad, donde se considera que el mercado es el mejor asignado de recursos y por tanto la dinámica del mercado es la que debe definir la lógica de las relaciones sociales y la forma de funcionamiento de todos los espacios, incluido el sistema de salud, y eso es muy grave porque lo que se hace es dar aliento al negocio, a la privatización, al desmantelamiento selectivo de lo público, de las instituciones públicas, y una primacía de los intereses particulares sobre el bien colectivo, y ese es el caso de las enfermedades crónicas no transmisibles, por ejemplo, diabetes, hipertensión, obesidad. Esas se disparan cuando tenemos una transformación alimentaria que desplaza la dieta tradicional por otra basada en alimentos de cercanía, en alimentos expuestos en tiendas de cercanía”.
La pandemia alcanzó a la ciudad en esas condiciones. “Se tuvieron que ir 4 mil trabajadores, la ma-yoría de base, trabajadores con más de 60 años que padecían comorbilidades. Se fueron a resguardo y nos quedamos con un boquete de 4 mil que no cumplían con las condiciones requeridas de salud para prestar servicio”.
–El asunto es que la sociedad ya está enferma, ¿no?
–Sí, estamos enfermos y la epidemia de Covid lo que mostró es que esa fragilidad basal es la que produjo mucha enfermedad grave y, desafortunadamente, muchas muertes. Nos hemos recuperado en un 70 por ciento porque pudimos equipar, contratar personal de salud; pudimos hacer las acciones intersectoriales que nos dieron capacidad de respuesta, y también pudimos construir equipos para reforzar nuestro quehacer.
“Veníamos de una situación muy crítica: en 2019 tratamos de fortalecer algunas áreas, pues la pandemia nos vino a colocar en un desafío de tal magnitud que tuvimos que acelerar muchos procesos”, y establece que además de las enfermedades que hacían más vulnerables a los habitantes de la ciudad, “teníamos muy claro que íbamos a vivir una situación muy crítica, porque somos 9.2 millones de habitantes, porque tenemos una zona metropolitana con 22 millones de personas, cinco que se mueven permanentemente y una intensa actividad comercial, de servicios. Es el centro financiero del país, tiene el aeropuerto más grande de México. Todos los elementos se conjugaban para dañar a la población”.
Y mientras el esfuerzo del gobierno de Claudia Sheinbaum iba con todo y se ponían a disposición 11 mil 700 camas, del sector privado sólo se obtuvieron 200, se duele Oliva López, quien habla de los pasos del sistema de salud público para enfrentar la pandemia.
Los primeros en masificar pruebas
“Fuimos la primera entidad que masificó las pruebas y puso más de 200 puntos de toma de muestra desde el primero de abril; esto posibilitó que tuviéramos una respuesta lo más activa e integrada posible y, desde luego, no minimizamos el costo que tuvo el Covid en la ciudad: muchos contagios, muchos cuadros graves, muchas defunciones, pero también es cierto que desplegamos todos los dispositivos que estaban a nuestro alcance, pero a los enfermos no los dejamos solos, dimos seguimiento a su situación, hicimos un tamizaje de riesgo. Si resultas positivo, te llaman a tu casa; las jurisdicciones sanitarias hacen seguimiento en terreno. Todo esto es posible por el tipo de organización y porque se enfrentó como una tarea de todo el gobierno, y luego la vacunación, cuyo modelo fue muy exitoso”.
Oliva López ahora echa mano de la memoria: “Recuerdo que en 2019 le planteamos a la jefa de Gobierno que había que contratar personal, y nuestro horizonte mínimo eran 500 personas, el medio, el intermedio, eran mil y mil 500 el horizonte ideal. En la pandemia contratamos 4 mil, que siguen trabajando. Se tuvieron que tomar muchas decisiones que fortalecieron el sistema de salud. Sí salimos fortalecidos”.
Y ahora ómicron, la nueva variante. “Nosotros podemos desplegar hasta mil células vacunadoras por día, vacunar en la ciudad hasta 25 mil personas por sede, 200 mil personas por día en la ciudad, o sea, tenemos una enorme capacidad. No bajemos la guardia, vienen momentos de mayor encuentro, de reuniones familiares, viene la época invernal donde los virus respiratorios habitualmente son estacionales y tienen mayor afectación en cuadros respiratorios”, pero advierte que “estamos preparados, conocemos más del comportamiento de virus, del cuadro clínico, los hospitales tienen capacidad para desplegar camas de inmediato, de ampliar la toma de muestras. Estamos apostando a que la gente ya sabe cómo cuidarse, tenemos un 95 por ciento de cobertura de vacunación y un monitoreo casi en tiempo real”.
Pero hay algo más: “Lo que la población debe tener muy claro es que estamos absolutamente comprometidos con la garantía del derecho a la salud, que nuestra visión es una visión donde la salud no es una mercancía, donde la salud es un derecho, y lo que a nosotros nos toca, como ya dije, es garantizar ese derecho. Tenemos fallas, y si tenemos algunos problemas estás comprometido a corregirlos, y rápido, y atender la demanda ciudadana. Tener la capacidad resolutiva para que la gente vaya a las unidades de salud y tenga el servicio y la calidad que merece, la atención que requiere, los medicamentos que necesita y un seguimiento y trato dignos. En eso estamos comprometidos, porque la salud no es sólo una cuestión médica”.